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Punta Umbría

Un menú de película

Con Helena García Ulldemolins en los fogones y Pablo Mérida en la videoteca, la editorial Raima acaba de presentar ?Cine a la carta?, un libro que aúna el séptimo arte y la gastronomía con más de veinte platos ?de película?.

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  • En la imagen, escena de la película de animación ?Ratatouille?. -
Tomates verdes fritos de aperitivo, suflé de queso al estilo Sabrina, Cordonices con pétalos de rosa de Como agua para chocolate de segundo y, de postre, un Tiramisú Norma de El hijo de la novia es sólo uno de los muchos menús que se pueden componer con Cine a la Carta, un libro para “cocinar de película”.

Un libro que aúna dos placeres, el séptimo arte y la gastronomía, y que no se olvida de los más pequeños al proponer incluso un menú infantil, con un Ratatouille de primero, unos espaguetis con albóndigas de La dama y el vagabundo de segundo y un delicioso Baño de Oompa Loompa de Charlie y la fábrica de chocolate de postre.

Con Helena García Ulldemolins en los fogones y Pablo Mérida en la videoteca, la editorial Raima amplia así, con Cine a la Carta, su colección Cine X Cine, integrada ya por Ciudades de Cine y Psicópatas en Serie, y que ampliará en 2010 con Rutas de Cine y Crímenes casi Perfectos.

Veinte, sin contar los tres platos del menú infantil, son las variadas propuestas que la cocinera Helena García Ulldemolins elabora para los lectores de Cine a la Carta, a razón de cinco entrantes y otros tantos primeros, segundos y postres.

Cada plato viene acompañado de una receta, con los ingredientes y explicaciones necesarias para que el lector pueda prepararla sin dificultad, e incorpora una nota sobre sus cualidades nutricionales, el aporte de nutrientes básicos y cómo complementarla para que sea más saludable, según explicó a Efe Helena García Ulldemolins.

La autora ha perdido la cuenta de las películas que visionó durante dos años hasta dar con filmes “recetables”, que le dieran “pistas suficientes” para extraer sus ingredientes y forma de cocinarlos.

Recetas, en su mayoría de fácil elaboración, arropadas por textos descriptivos sobre las películas en las que se inspiran y cuyo objetivo no es otro que dejar “un excelente sabor de boca”, subraya, por su parte, Pablo Mérida en el prólogo.

Momentos inolvidables de la historia de la cinematografía han estado ligados a la comida, incluso aunque la gastronomía no figurara en el guión de esas películas, destaca Mérida, crítico y autor de diversas obras relacionadas con el cine.

Dos ejemplos de esas “secuencias mágicas” las protagonizaron Charles Chaplin y Paul Newman al comer con fruición el primero un viejo zapato con cuchillo y tenedor en La quimera del oro (1925) y al dar prueba el segundo de tenacidad en la ingesta masiva de huevos duros en La leyenda del indomable (1967).

Comer y beber es algo que los protagonistas del celuloide han hecho desde los albores del Séptimo Arte, pero los menús, durante muchos años resultaron prácticamente invisibles para el espectador.

Sin un peso específico en la película, la comida servía para situar un espacio geográfico y un momento histórico.
Así, un gran banquete con piezas de caza mayor recién asadas era una escena obligada en filmes ambientados en la Edad Media (Robín de los bosques, 1938); o guisos preparados y degustados en sartenes sin lustre, en los del lejano Oeste (Le llamaban Trinidad, 1970). Muchas han sido las películas que han activado los jugos gástricos de los espectadores con las escenas de románticos picnics vistos en Rebeca (1940), Brigadoon (1954) o Atrapa a un ladrón (1955) hasta los elegantes y fastuosos banquetes desplegados en El gatopardo (1962) o La edad de la inocencia (1993).

Entre los precursores de la moda del cine gastronómico, Pablo Mérida destaca títulos tan emblemáticos como La gran comilona (1973), Viridiana (1961) o El guateque (1968).
En definitiva, cine y del bueno para relamerse.

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