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Detenidos empleados de Barajas por narcotráfico

La Guardia Civil ha desarticulado una red internacional de tráfico de drogas, liderada por un empresario español, y ha detenido a 13 personas de diversas nacionalidades, entre las que se encuentran varios empleados del aeropuerto de Barajas, que se encargaban de recibir la cocaína que llegaba...

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La Guardia Civil ha desarticulado una red internacional de tráfico de drogas, liderada por un empresario español, y ha detenido a 13 personas de diversas nacionalidades, entre las que se encuentran varios empleados del aeropuerto de Barajas, que se encargaban de recibir la cocaína que llegaba de la República Dominicana.

El instituto armado ha explicado que la organización financiaba la compra de la droga con la receptación y venta de mercancía que robaban a camioneros haciéndose pasar por policías, y que estaba liderada por el empresario español J.M.D.A, con negocios de restauración en Madrid y varias gasolineras en la comunidad de Castilla y León.

La droga era introducida a través del aeropuerto de Madrid-Barajas procedente de la República Dominicana en vuelos turísticos desde Punta Cana mediante “correos” humanos.

Este método fue utilizado en tres o cuatro ocasiones por semana y se estima que pudieron introducir más de 20 kilogramos de cocaína al mes por este sistema.

También se servían de la colaboración de varios trabajadores de una empresa de mantenimiento del aeropuerto que se encargaban de trasladar la droga hasta el exterior, desde el mismo lugar de desembarque de los pasajeros, por zonas habilitadas tan solo para empleados.

Una vez que aterrizaba el avión, los correos escondían la droga en los lugares previamente acordados, como papeleras, falsos techos, etc, situados antes de los controles policiales.

Posteriormente la recogían los trabajadores, que la ocultaban entre sus herramientas de trabajo o pertenencias personales para sacarla del recinto aeroportuario.

Para financiar la compra de la cocaína, la organización se dedicaba a la receptación, ocultación y posterior distribución de mercancía robada, principalmente a camioneros que transportaban productos informáticos y pequeños electrodomésticos, de fácil comercialización, a los que obligaban a detenerse haciéndose pasar por policías.

Una vez que los asaltantes tomaban el control de los camiones, los conductores eran abandonados en zonas deshabitadas y el camión trasladado hasta una nave de la organización para descargar la mercancía.
Posteriormente abandonaban el camión en algún punto alejado del lugar donde guardaban la mercancía.

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