El público se puso en pie, sonó la ovación, se le entregó un ramo de flores y Manuela rompió a llorar de la felicidad. “Ya me puedo morir tranquila”, espetó ante las mil doscientas personas que la acompañaron en aquella noche en la que por fin clavaba bandera en el Teatro Villamarta, en el Festival de Jerez. Fue el 1 de marzo de 2017, en la vigésimo primera edición de la muestra, en la que ya había participado anteriormente (2006 y 2012) pero en la Sala Compañía, con espectáculos de pequeño y medio formato. Esa noche estuvo arropada de su gente, de su Juanillorro de su alma, de todos los que dan la vida (entiéndase la metáfora) por la matriarca.
Han pasado cinco años desde entonces y algunas cosas han cambiado pero los centros son los mismos. Las entrañas de esta artista siguen supurando gitanería. El próximo 23 de febrero presentará en las ansiadas tablas del teatro ‘La fuente de mi inspiración’, o lo que es lo mismo, una oda dancística a la familia en la que también seincluye la amistad. Y es así porque Manuela quiere estar rodeada de quienes le erizan la piel, les tira el pellizco y le hacen llorar.
Esto solo lo puede conseguir Manuela, la Carpio. Esa mujer de raza del barrio de La Plazuela que ha conquistado sin pretensiones el corazón de cientos de viajeros porque sabe convencer desde la autenticidad de su condición humana. Podría haber presentado algo menos complicado de producir, un espectáculo que tuviera un guion más sencillo para que posteriormente pudiera llevarse a otros espacios, que no fuera tan costoso económicamente… pero así no es Manuela. Ella va a por todas, con todos.
En esta nueva aventura ha querido contar con una serie de nombres que anteriormente no han coincidido sobre el mismo escenario, representando cada uno de ellos una escuela de baile y una generación distinta. Así, la maestría llegará de las manos y de los pies de Antonio Canales y La Farruca, ambos sevillanos con un carácter escénico muy especial. Dos bailaores de talla que han demostrado raza y calidad en sus más de cuatro décadas en estas lides. La siguiente pareja en apareces será la de Manuela Carpio y Joaquín Grilo, jerezanos que han construido carreras paralelas en el tiempo aunque cuyos destinos han sido muy distintos. Si bien Manuela ha estado más centrada en su academia de baile, una de las más transitadas de la ciudad, Joaquín ha girado por el mundo entero en compañía del propio Paco de Lucía así como en la suya propia. Joaquín es el bailaor de esa generación, ese que ha destacado por su depurada técnica y por mantener el compás como pocos. Lo que se dice un artista completo por sus conocimientos avanzados en danza, clásico… Domina la escena de forma brillante y puede presumir de marcar su propio estilo, seguido por muchos jóvenes.
El último par que ha conseguido unificar Manuela en un mismo número de la función está compuesto por Pepe Torres y Gema Moneo. El primero de ellos pertenece a una escuela definida por la improvisación, especie de don al que le saca un fruto inalcanzable. De Morón, pueblo en el que la guitarra adquiere su nivel más jugoso, llega Pepe Torres con esos quiebros de cintura de vértigo. Gema es artista desde niña y ya ha sido capaz de demostrar en el propio Festival su nivel de figura en el baile flamenco actual. Premio Revelación en el año 2018, fue alumna de Manuela cuando niña y ahora la matriarca la recupera para incluirla en esta obra.
Por si fuese poco, más baile. De ese personal, de ese que tiene marca y sello propio. Para acabar su función presentará una especie de fiesta o juerga con ilustres a los que admirar como Enrique Pantoja, que vuelve a su Jerez tras años de ausencia, Diego de la Margara, santo y seña de la elegancia en los brazos, Israel de Juanillorro, manteniendo la escuela de su padre, Torombo, eléctrico y fugaz, e Iván de la Manuela, el más jovencito pero con ese estilo de su casa (es sobrino de Manuela).
Para todo ello necesita voces de las que suenan hasta el cielo. Cualquier cosa no vale. Poderío y fuelle en las gargantas de Manuel Tañé, Enrique El Extremeño, Juan José Amador y Miguel Lavi. Las guitarras serán las de Juan Diego Mateo y Juan Requena, y la producción ejecutiva la asume IFI Jerez, que ya estuvo junto a la bailaora en la producción de la Fiesta de la Bulería de Jerez dedicada a Manuel Moneo en el año 2018 y que resultó una noche para el recuerdo.