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A curarse en salud

A mi amigo Ceci

Todos pensamos que ha pasado a mejor vida porque esa vida ya no era la suya, la perdió hace años

Publicado: 13/10/2022 ·
21:10
· Actualizado: 14/10/2022 · 10:46
  • Ceci.
Autor

Fernando Arévalo Rosado

Médico. Colaborador en Viva Barbate, Radio Barbate, Portal de Cádiz, SER deportivos, Onda Conil y Canal Sur (Salud al día)

A curarse en salud

Fernando Arévalo Rosado ofrece consejos y actualidad de salud sin jerga médica

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  • Me confesó de pequeño que quería ser abogado y con tan brillante currículum y esas dotes naturales, seguro que lo hubiese conseguido
  • A Ceci no le gustaban los abusos y siempre se hizo defensor de aquellos más débiles

Me desperté con la triste noticia del fallecimiento de Cecilio. Antes de seguir, quiero pedir perdón a los comerciantes y vecinos, sobre todo de la Plaza de Abastos de Barbate, que han sufrido los peores años de Cecilio. Sin duda, todos pensamos que ha pasado a mejor vida porque esa vida ya no era la suya, la perdió hace años.

D. Cecilio de la Rosa Martínez todos lo conocíamos como Ceci. Era un niño espigado, alto y delgado, de ojos vivos, al que le encantaban las bromas, por eso siempre que me viene a la memoria lo recuerdo con una sonrisa pillina"

En el colegio XXV años de Paz de Barbate, actual CEIP Áurea López, a D. Cecilio de la Rosa Martínez todos lo conocíamos como Ceci. Era un niño espigado, alto y delgado, de ojos vivos, al que le encantaban las bromas, por eso siempre que me viene a la memoria lo recuerdo con una sonrisa pillina. Buen deportista y futbolero porque su cuerpo siempre le pedía movimiento, vamos que no paraba quieto. No se le iba nada de sus ojos y a sus dotes de observación se unía una agilidad mental envidiable. En los estudios fenomenal, siempre de notables y sobresalientes que conseguía sin apenas esfuerzo por poseer una memoria privilegiada de la que abusaba para no estudiar tanto. Si a un amante de las bromas le añadimos inteligencia, pues pueden suponer ustedes que todos hemos sufrido bromas de Ceci, pero siempre sin ningún otro motivo que el hacernos reír. Participativo tanto en clase como en fiestas, intentaba hacerse notar, siempre estaba en cualquier acto y aun así pienso que era una forma de enmascarar su timidez, porque si se avergonzaba, su rostro se ponía como un tomate. Fuimos Reyes Magos en el colegio, mi íntimo amigo D. Manuel Malia Alvarado (Melchor), Ceci (Gaspar) y un servidor que desde siempre ha sido el tercer rey mago (Baltasar).

Por todos los motivos reseñados, a Ceci no le gustaban los abusos y siempre se hizo defensor de aquellos más débiles. Es por eso, que me confesó de pequeño que quería ser abogado y con tan brillante currículum y esas dotes naturales, seguro que lo hubiese conseguido, abogado o lo que se propusiera.

Creo recordar que en uno de sus tiempos en prisión comenzó a estudiar algo de leyes, aunque dejándolo al poco tiempo por los motivos conocidos.

Ceci no iba a mi clase porque yo estaba en la línea A y él en la línea B, pero hemos coincidido muchas veces entre clase y clase o en el recreo y eso me permitió conocerlo. Terminamos la entonces querida EGB y pasamos al instituto y empezaron los primeros rumores sobre que Ceci atravesaba por problemas familiares y personales. Mi buen amigo Basallote, vecino de Ceci, vino a mi casa a buscarme. Me dijo: “tenemos que ayudar a Ceci, está con amistades que no me gustan y voy a ir a buscarle”. Yo que soy menos atrevido me animé por la decisión con la que me lo contó. Fuimos a buscarle y después de proponerle que saliera con nosotros y abandonara esas amistades nos respondió: “meteros en vuestras cosas, yo tengo ya mis amigos, no vengáis más a buscarme e iros a la ...”. Con 15 años cuando te dicen eso no hay más que hablar, te apartas por miedo a ese mundo que devora y que puede engullirte.

Ese fue el último Ceci que conocí, que recuerdo con alegría, con energía, con mucha vida dentro y que poco a poco los tóxicos le fueron arrebatando. Viendo como no era él el que bebía de la botella, sino la botella la que se nutría de él. Un mundo donde perdía a sus padres, a su hermano Santi que lucharon con muchas fuerzas por sacarlo, pero que ese demonio agarra con fuerza cuando estás dentro y te arrastra como una cuádriga romana al león que espera en forma de muerte.

Les aseguro que Ceci se avergonzaría y pediría perdón por los últimos años de Cecilio, donde no quedaba casi nada de ese niño. Por eso me animé a escribir este artículo para que, en su nombre, les pida perdón y todos recordemos a Ceci como era en realidad.

Por cierto, esa promoción del 71 ha dado hombres y mujeres extraordinarios. Sólo uno se torció por circunstancias, pero sin duda, me siento orgulloso, aunque sea de 1972, por pertenecer a los nacidos en el 71.

DEP amigo Ceci.

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