La Nochebuena también fue cálida para los usuarios de Ángeles Malagueños de la Noche, con un menú con el que pudieron cenar dignamente. “Para nosotros, eso es lo más importante, devolverles la dignidad. Que se puedan sentar con sus seres queridos y comer”, cuenta Antonio Herrero, miembro de esta oenegé malagueña tan arraigada a la ciudad.
El día 23 se organizó un catering patrocinado con un “despliegue impresionante” y una calidad estupenda de la comida. Cocineros, camareros y un ambiente de hermanamiento. En Nochebuena, varios asadores de pollos cedieron unos 600 pollos asados con guarnicicón para todas las personas que acudieron, alrededor de unas 600.
“Agradecemos a todos los que lo hiceron posible porque fueron dos noches muy bonitas”. Para la Nochevieja habrá otra cena especial. “Contemplamos un menú variado porque tenemos personas de diferentes nacionalidades”, cuenta Herrero.
Ayudar a la gente es bueno, pero lo que más valoro es lo que ellos te enriquecen. Os prometo que dan lecciones de vida, te enseñan a ser más humilde y tolerante”, reflexiona.
El perfil de usuarios ha ido cambiando a lo largo de los años y, aunque en un 70 por ciento son personas sin hogar o con adicciones, cada vez más clase media trabajadora se acerca a los comedores sociales. La inflación tiene muchísimo que ver. La asistencia ha aumentado y por ello se necesitan más voluntarios.
“Cada vez viene más gente que hace meses eran autónomos, con su bar o su tienda pequeñita, que con esta crisis brutal ellos no habían pensado en acudir a nosotros. Eso es un shock psicológico importante”. Por eso, en Ángeles Malagueños de la Noche hay mucho más que un plato de comida: también apoyo psicológico e incluso acompañamiento y ayuda con gestiones con la administración. Además, tienen planteado iniciar cursos de formación “porque hay que reciclarse, ya que el mundo laboral ha cambiado”.
Más que un comedor
En Santo Domingo no se juzga a nadie. Todos tienen derecho a un plato de comida, un abrazo, una conversación. “Incluso hay muchísima gente que solo viene porque necesita que alguien les escuche. Les des diez o quince minutos, se van satisfechos. El hecho de que les hayan dedicado atención, eso les llena. Son personas sin voz”, de Herrero. Más allá de la solidaridad extra que se destila de la época navideña, desde la ONG se reivindica la ayuda diaria, los 365 días del año.
Se reparten de lunes a sábado el desayuno, el almuerzo y la cena. Además, el último sábado del mes también reparte un kit de alimentos de primera necesidad para las 700 familias inscritas en el comedor. “Todo lo que quieran donar es bienvenido”, resume. Santo Domingo es más que un comedor.