La Universidad de Huelva, a través del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Centro de Investigación en Recursos Naturales, Salud y Medio Ambiente (RENSMA), trabaja con centros de investigación y universidades de Francia, Polonia, Alemania, Portugal y República Checa en la búsqueda de un proceso rentable para el aprovechamiento del fosfoyeso.
Se trata de la iniciativa PG2CRM (Phosphogypsum Processing to Critical Raw Materials, o Procesamiento de fosfoyeso hacia materias primas críticas), enmarcada en el proyecto europeo ERA-MIN3 (ERA-NET Cofund on Raw Materials), ha informado la Onubense en un comunicado.
José Miguel Nieto, doctor en Geología y catedrático de Cristalografía y Mineralogía en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la UHU ha explicado que el proyecto PG2CRM, con una duración de 3 años, arrancó oficialmente en mayo de 2022, y nació con una clara filosofía: "Tratar de cambiar un problema ambiental por una oportunidad para la extracción de materias primas: intentar transformar un residuo como el fosfoyeso, en un recurso, en materia prima, eliminando sus componentes (metales) contaminantes, a través de un proceso económicamente rentable".
Ello, partiendo del hecho de que en Europa existen numerosos depósitos de fosfoyesos localizados en países como Lituania, Polonia, España, Grecia, Bulgaria, Serbia, Países Bajos, Bélgica, Portugal o Finlandia, un residuo que volumétricamente ocupa mucho y que supone un problema medioambiental. De hecho, en la misma capital onubense hay unas balsas de fosfoyesos que ocupan "un centenar de hectáreas".
Como documento de partida para justificar el proyecto, el consorcio de ERA-MIN3 ha elaborado un artículo, que ha sido publicado en la prestigiosa revista Resources, Conservation and Recycling (Recursos, Conservación y Reciclaje) de la editorial científica Elsevier.
En él explican que un porcentaje importante del yeso que abastece al sector productivo en Europa proviene de la desulfurización de combustibles fósiles, tales como el carbón, el petróleo o el gas natural, fundamentalmente compuestos de carbono, pero también con cantidades importantes de azufre en muchos casos.
Un azufre, ha detallado Nieto, que hay que retirar antes de la combustión (a fin de evitar lluvias ácidas), y en ese proceso, el azufre retirado se puede convertir en yeso.
Ante ello, plantean un escenario en el que, previendo la demanda y las políticas medioambientales de los estados, "tenemos que llenar un hueco en el abastecimiento de yeso en el mercado europeo que no sea mediante la desulfurización de combustibles fósiles: es ahí donde entra el fosfoyeso".
Por ello, ERA-MIN3 plantea desarrollar un proceso para retirar los metales contaminantes del fosfoyeso, tales como el arsénico y el cadmio, para obtener un yeso que pueda insertarse perfectamente en el mercado europeo y cubrir la demanda creciente.
El proyecto europeo se encuentra todavía en sus albores, un primer tramo o paquete de trabajo donde la Universidad de Huelva y el resto de socios están estudiando muestras de fosfoyesos de toda Europa para observar diferencias, con un muestreo sistemático de varios depósitos y un análisis interlaboratorio, entre distintos grupos, de manera que todos van a analizar los mismos tipos de muestras.
De este modo, ha detallado Nieto, se someten a análisis dos tipos de fosfoyesos, ya que dependiendo de dónde provenga el fosfato cálcico, que es la materia prima, habría dos tipos químicamente distintos: un fosfoyeso de tipo sedimentario, que se extrae fundamentalmente en Argelia, Marruecos y el Sáhara, y aquí se incluye el procesado en Huelva; y otro fosfoyeso proveniente de rocas ígneas alcalinas, ricas en fosfato cálcico (apatito).
La particularidad de Huelva
Nieto resalta la "particularidad de los fosfoyesos del depósito de Huelva", ya que, "si lo comparamos geoquímicamente con otros depósitos europeos, aquí encontramos cantidades mayores arsénico y cadmio, a pesar de provenir de un proceso similar". El catedrático explica que este alto contenido de ambos metales "se debe a que la fosforita que se utilizó en Huelva hasta mediados de la década de los 70 del siglo pasado tiene como origen principal un depósito del antiguo Sáhara español, en Bucraa, y esa fosforita, por procesos naturales, contiene más cadmio que otros depósitos similares".
"A este input -prosigue el investigador- se le suma la utilización en el proceso de un ácido sulfúrico que se obtenía directamente de la pirita, y las piritas en Huelva suelen ser arsenicales, con alto contenido de arsénico, el cual se transfiere parcialmente al fosfoyeso". Por ello, subraya Nieto, para tratar el fosfoyeso de Huelva, "necesitaríamos trabajar en un proceso más elaborado para retirar esos metales y metaloides".
Los socios de ERA-MIN3, que celebran una reunión mensual de coordinación, se han propuesto tener concluido el estudio geoquímico para finales de marzo y, a partir de ahí, decidir sobre qué depósito se desarrollaría la planta piloto que se ubicará en la École des Mines de Saint-Étienne (Francia).
Con todo, ha insistido Nieto, "lo que pretendemos es ver la viabilidad, porque extraer los metales del fosfoyeso puede ser sencillo, pero lo que no lo es, es hacerlo de forma rentable, y por ello este piloto busca un proceso de extracción de metales a un coste razonable, de manera que nos quede un residuo, el yeso, que pueda insertarse perfectamente en la industria".