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Revelan cómo el etiquetado NutriScore mejora la imagen de productos malsanos

Un tweet que se viralizó en las redes sociales fue el puntapié para volver a poner en agenda el polémico asunto del etiquetado frontal de alimentos

Publicado: 02/03/2023 ·
16:11
· Actualizado: 02/03/2023 · 16:30
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  • Alimentos.

Un tweet que se viralizó en las redes sociales fue el puntapié para volver a poner en agenda el polémico asunto del etiquetado frontal de alimentos. El mensaje en cuestión publicado por el periodista Mikel López Iturriaga, revela cómo la industria alimentaria utiliza el etiquetado Nutri-Score a su favor para “blanquear” sus productos malsanos. “Un producto insano que es 3/4 partes azúcar, y encima dirigido a los niños, luciendo una flamante “B”, escribió el jefe de ‘El Comidista’. El ejemplo en cuestión es el del Nesquik instantáneo, producto que obtiene una nota NutriScore B. Según explica en su mensaje, la industria está “encantada” con este etiquetado nutricional ya que 

Desde su publicación, el tweet ha sido compartido más de 4.000 veces y ha recibido más de 18.600 “me gusta”. La reacción a este mensaje demuestra que los consumidores están interesados en el asunto. No es ninguna sorpresa, estudios recientes dan cuenta de un consumidor cada vez más consciente de las compras que realiza. El principal factor tiene que ver con el aumento de los precios, lo que ha llevado a los consumidores a realizar compras más racionales, planificadas y con cestas reducidas. 

Este escenario plantea nuevos desafíos para los fabricantes que compiten por encontrar su lugar dentro de la cesta. Esto es especialmente relevante, para aquellos productos de las categorías que son de impulso. Es decir, aquellos que el consumidor no había previsto adquirir, pero que al verlos en el supermercado le generan tentación. Estas son, contrariamente a lo que uno podría pensar, compras que generan una gran indecisión debido a la cantidad de opciones entre las cuales el consumidor puede elegir. 

Es por ello que los fabricantes de este tipo de productos se enfrentan a un nuevo obstáculo, cuya clave está en lograr captar la atención del consumidor. Por ende, una de las soluciones se encuentra en el paquete del producto. Aquí es donde entra, una vez más, la cuestión del etiquetado nutricional NutriScore. Tal como lo revela el periodista Mikel López Iturriaga, el Nutri-Score se ha convertido en una herramienta más para los fabricantes que la utilizan para mejorar la reputación de sus productos.

"Nestlé, uno de los mayores productores de comestibles malsanos para niños del mundo, está sacándole chispas al NutriScore”, se lee en uno de los mensajes publicados por López Iturriaga. Según explica el periodista, “los Chocapic, ultraprocesados de manual con un 22,4% de azúcar” ahora cuentan con una A. Lo que a simple vista y según el parámetro de NutriScore, indica que el producto es saludable. 

Los Chocapic no son los únicos alimentos que obtienen buenas notas en NutriScore, a pesar de no ser tan saludables como aparentan. Otros ejemplos son las patatas fritas con NutriScore A, los refrescos como la Coca Cola Light con NutriScore B o las hamburguesas de McDonald's con A. Estas calificaciones contrastan con aquellas que se le otorgan a productos locales y tradicionales como lo es el aceite de oliva, ingrediente fundamental en la dieta mediterránea, que obtiene una C. Otros productos como el jamón ibérico o el queso manchego son duramente penalizados por el algoritmo del Nutri-Score.

La pregunta que se hacen muchos es cómo es posible que productos con tres cuartas partes de azúcar como el Nesquik obtengan una buena nota. La clave está en el funcionamiento del algoritmo que define las puntuaciones. Un algoritmo que ha sido modificado más de una vez, esto a pesar de que históricamente los desarrolladores del sistema se han defendido de las críticas amparándose en el buen funcionamiento del algoritmo. Sin embargo, los cambios constantes del sistema, camuflados como “actualizaciones” revelan que el etiquetado no es tan perfecto como lo presentan sus desarrolladores. 

Si hay algo de lo que no quedan dudas es de que esta herramienta que le otorga notas A y B a productos indefendiblemente malsanos, no puede jamás, contribuir a “una alimentación sana”. De hecho, por el momento y a pesar de lo que indican los promotores del NutriScore, no existe ninguna evidencia científica de que el etiquetado contribuya a modificar los hábitos alimenticios de los consumidores. 

En Francia, país de origen del NutriScore y nación que lo ha adoptado en 2017, las tasas de obesidad se han disparado. Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica y del Hospital Universitario de Montpellier revela que casi uno de cada dos adultos en Francia padece actualmente de sobrepeso u obesidad. Las preocupantes cifras vuelven a poner en evidencia la ineficacia de ciertas herramientas que prometen poner fin al consumo de alimentos malsanos y a 

Contrario a lo que se esperaba, el NutriScore no empuja a los fabricantes de productos malsanos a reformular la composición de sus productos para hacerlos más saludables. Por el contrario, la industria le ha encontrado la vuelta a este sistema y han logrado “hackearlo” para obtener mejores notas sin tener que modificar sus productos. Una de las técnicas que ha sido revelada por los expertos en nutrición es añadir fibra al producto para que obtenga una mejor nota. La fibra es considerada por el algoritmo como un punto positivo y logra enmascarar otros puntos negativos como la presencia de azúcar. Esto se traduce en un engaño a los consumidores y es por ello que en países como Italia, la Autoridad Italiana de Competencia, AGCM, ha decidido prohibir el NutriScore al considerar que el etiquetado “podría inducir a error a los consumidores en la elección de alimentos, a través de una clasificación arbitraria”. 

La abrumadora cantidad de críticas que ha recogido el NutriScore a través de Europea han surtido efecto y la Comisión Europea parece estar confundida con respecto a la eleción del etiquetado nutricional armonizado que quiere implantar a lo largo de la UE. Este proyecto formaba parte de la agenda 2022, pero las incesantes críticas con respecto al NutriScore han salpicado al proyecto y hasta ahora, hay una gran incertidumbre sobre cuál será el modelo elegido por la Comisión. Otros de los que están en carrera son el Nutrinform Battery italiano o el KeyHole de los países nórdicos. Sin embargo, aún no se sabe si la Comisión seguirá adelante con este proyecto o si el tiempo y las insólitas calificaciones del NutriScore acabarán enterrando este etiquetado que nació como una herramienta para mejorar la alimentación de los consumidores y acabó como un sistema para blanquear productos malsanos. Lo que sí está claro es que los expertos seguirán exponiendo las jugadas de la industria y continuarán alertando a los consumidores para que estos no caigan en sus trampas. 

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