Cádiz vive un domingo de Corpus colmado de público, buen tiempo y un excelente ambiente cofradiero. Desde la noche del sábado, jornada de vísperas, las calles de la capital eran un hervidero de gaditanos y forasteros, que no quisieron perderse los diversos traslados, altares y algún que otro escaparate exornado con tintes eucarísticos.
El primer traslado en producirse en la jornada del sábado fue el de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad, que salió de su santuario dominico a las 20.30 horas camino de la Catedral, donde pasó la noche como ya es tradición. Su indumentaria fue un tanto diferente a lo acostumbrado, pues estrenaba un terno bordado sobre tisú de oro rojo, realizado por el artista gaditano Miguel Ángel Franco. La prenda recuperaba el histórico terno de este mismo color, con algunas piezas originales que fueron bordadas en su día por las monjas dominicas de Torredonjimeno. El manto que lució la Señora era liso aunque el citado bordador prevé bordarlo en los próximos años. Mientras tanto y con buen criterio, la priostía de la Archicofradía optó por rellenar los espacios del manto con una decena de rosarios pertenecientes al ajuar de la virgen.
La cuadrilla de la virgen del Rosario tuvo dos jornadas difíciles, tanto en la tarde del sábado como en la procesión del domingo, pues el capataz Juan Pidre Alonso, fallecía hace tan solo unas semanas. Para estas dos ocasiones fueron su hijo Juan Pidre y su compañero Jose David Martín Santana los que fueron al mando de dicho colectivo de cargadores. El paso fue acompañado, un año más, por la banda de música del Maestro Dueñas, de El Puerto de Santa María.
Otra de las grandes novedades de este Corpus fue el trasladado de la imagen de San Juan Evangelista de la hermandad de las Siete Palabras y su presidencia en el altar que se colocó en la Plaza de Candelaria. El traslado se llevaba a cabo el mismo domingo a las 8:30 horas discurriendo por las calles Merced, Plaza de las Canastas, Jesús de la Sentencia, San Juan de Dios, Pelota, Catedral, Santiago y Candelaria. En torno a las 13:00horas, una vez recogida la procesión oficial del Corpus, regresó por Candelaria, Santiago, Villalobos, Cobos, Ruiz de Bustamante, Marqués de Cádiz, Pelota, San Juan de Dios, Jesús de la Sentencia, Plaza de las Canastas y Merced. El motivo por el que el discípulo amado presidió dicho altar eucarístico, fue la intención de la hermandad de crear un vínculo estrecho entre dicho Santo (Patrón de la Juventud) con la juventud cofrade de Cádiz. Cabe recordar que el próximo verano acogerá la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.
Siguiendo con el rito de los altares eucarísticos, también fueron muy arropados los montados por las hermandades del Prendimiento (con la imagen del Beato Fray Diego José de Cádiz) y la Sagrada Cena (con la imagen titular del Señor del Milagro). El segundo se llevó a cabo mediante una novedosa parihuela adquirida a la cofradía de la Soledad de Hinojos.
La jornada del domingo estuvo protagonizada por la Misa Pontifical en la Santa Iglesia Catedral, pues el nuncio de su Santidad el Papa en España, Bernardito Auza, presidió el pontifical y la procesión del Corpus. La jornada se revistió de rango pontificio al recibir la visita del nuncio que fue invitado por el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy.
La homilía del nuncio estuvo dedicada al Santísimo Sacramento del Altar y aprovechó para pedir por la paz en el mundo, en unos tiempos tan castigados por la guerra, la pobreza y las enfermedades mundiales. La custodia del Cogollo salió de la Catedral en torno a las diez y media de la mañana, tras el final de la Misa pontifical. Se trata de una obra de principios del siglo XVI, realizada en plata y rematada por el triunfo de la Fe. Los cuatro faroles se ajustan bastante al diseño, presentando un estilo diferente al del carro, ya que proceden de otro orfebre. Miden 0,95 m de altura y 0,39 m de diámetro. Semejan pequeños templetes hexagonales cuyos pilares soportan arcos de medio punto, llevando cubierta con cúpula aristada y linterna, que se cubre de la misma forma. En cada uno de los ángulos del cuerpo del farol y delante de los pilares, lleva estípites humanoides que soportan los resaltes del friso superior, donde se apoya la cúpula calada, que se remata en linterna, como se representa fidedignamente en el dibujo. Como curiosidad destaca que es la más alta de España y de las más pesada pues son 391 kilos de plata los que componen la que es una de las joyas más importantes del patrimonio catedralicio. Fue empujada por doce cargadores de la cuadrilla que preside el veterano Julio Reyeros.
La procesión transcurrió por la Catedral, Compañía, Santiago, Candelaria Cardenal Zapata, San Agustín, San Francisco, Nueva, San Juan de Dios, Pelota y Catedral.