Hacemos un camino a lo largo de nuestra vida, sin dejar huella alguna o vamos transformando la realidad e influyendo sobre todos y todo lo que nos rodea. De todas formas la experiencia nos enseña a vivir en muchos mundos a la vez, e influyen sobre nosotros, enriqueciéndonos y dándonos una visión más amplia de las situaciones, personas y cosas.
Nuestras pisadas van dejando un recuerdo que los demás, evocaran el día que no estemos, lo que dijimos y lo que hicimos, y ese legado quedará como una herencia que abrirá o cerrara puertas a quienes nos sucedan, disfrutando de momentos de alegría o disgusto cuando se refieran a nosotros.
Con nuestros compromisos demostraremos nuestra fortaleza y audacia, y nuestros sueños e ilusiones, frente a quienes quieren tenernos prisioneros en la radicalidad, la explosión de la sinrazón y la colera del odio y el enfrentamiento con todo y todos.
Cuando avancemos, vacunémonos de las traiciones y desengaños y evitemos disgustos inútiles sobre cuestiones que no merecen nuestras preocupaciones. Los pequeños problemas y angustias no nos deben ahogar ni amargar los días, con lo mucho que tenemos por disfrutar y hacer felices a los demás.
No nos agobiemos pensando que camino elegir o que opciones tomar. Seamos decididos y tangamos claro cual nuestro destino, y no caigamos en el fatalismo o que nada tiene solución, porque tras la tempestad llegará la calma y lo que empezó mal puede terminar bien.
Las huellas que vamos dejando van construyendo nuestras posibilidades de futuro, con la conciencia de que no hay nada seguro, que todo está sujeto a éxitos y fracasos, y que la realidad nos coloca frente al espejo de nuestras limitaciones.
Alejémonos de las preocupaciones e inquietudes, que hacen aflorar nuestras debilidades y nos instalan en la melancolía, en lugar de entrenarnos en acumular energías frente a las tensiones y disturbios, en vez de ser un buscador de momentos felices, no dejando que las emociones negativas se adueñen de nuestro ánimo.
Debemos tener cuidado con aquellos que son especialistas en crear conflictos y hablar mal de los otros, los que se dedican a los engaños y las estafas, y alimentémonos de buenas noticias y estímulos positivos, actuando con prudencia y evitando riesgos innecesarios.
Con nuestro rastro y estelas vamos construyendo la historia. Hoy en día en plena revolución tecnológica, el fenómeno es instantáneo en el tiempo y sin limites en el espacio a través de internet y las redes sociales, así que somos presente y futuro a la vez.
Si hemos sembrado con acierto, recogeremos buenos frutos., y de la piel a las entrañas aprendemos a no confundir la parte con el todo, a que no existe una única verdad, que no hay que engrandecer lo irrelevante y empequeñecer lo importante.
A veces ceder cuando llevamos razón es el comienzo de la ganancia y que no es lo mismo escuchar para contestar que para aprender, y que nos perdemos andando sueltos entre el bosque de las palabras perdidas, o dejándonos cegar por las consignas y los dogmas.
Vamos encajando las piezas de nuestro puzle, acompañados de máquinas, artilugios, modelos y avatares, y nos damos cuenta que nuestros mayores amigos y enemigos somos nosotros mismos, entre luces y sombras, ángeles y demonios.