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Miércoles 27/11/2024
 

La escritura perpetua

La amnistía

El PSOE no debe ignorar a los que claman contra la amnistía, pero las derechas no pueden desdeñar a los españoles que representan a los 179 diputados

Publicado: 15/11/2023 ·
18:51
· Actualizado: 15/11/2023 · 18:51
  • Pedro Sánchez en el debate de investidura. -
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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España vive, sí, el momento políticamente más complicado y perturbador desde la Transición. El PSOE se equivocará de manera grave si desoye las multitudinarias protestas ciudadanas contra la ley de amnistía. Hay en esas movilizaciones ciudadanos progresistas. Distintos son los grupúsculos de exaltados que protagonizan por la noche actos violentos ante las sedes socialistas, sobre todo en la calle Ferraz de Madrid, algunos con banderas de los Tercios de Flandes, con nostalgia de un lejano pasado irrecuperable y en reivindicación de un futuro inexistente, pero que remiten a algo que hace años escribió Francisco Umbral: “La guerra que se dibuja en un futuro inmediato no es una guerra de razas o de países sino una guerra de épocas”. El pasado no vuelve, al menos con los mismos matices, pese a que haya alguien empeñado en actualizarlo.

Durante la Transición había miedo pero esperanza. Ahora no existe aquella ilusión cargada de incertidumbre. Pero Máriam Martínez-Bascuñán se ha preguntado en un artículo en ‘El País’: “¿Y si en lugar de romperse España estuviera en construcción?”. Porque Pedro Sánchez ha logrado el prodigio de devolver a Puigdemont del realismo mágico en el que habitaba en la soledad de Waterloo, todavía deslumbrado por la vieja ensoñación de la Cataluña del 1-O solo equiparable al Macondo de García Márquez, a esta realidad española con el suelo lleno de brasas, pero realidad en fin. Sánchez se ha reivindicado como el mayor prestidigitador político que ha tenido la política española desde aquel Felipe González del ‘OTAN, de entrada no’, incluso superándolo ampliamente. Porque Sánchez ha llevado al límite desde hace una década la premisa de Haro Tecglen: “La vida es un pacto”.

La política es para valientes, Sánchez lo es, y ha abordado abiertamente el problema de Cataluña, pese a conocer que hace décadas Ortega (de quien se publica biografía y se estrena obra de teatro) afirmó: “La cuestión catalana no tiene solución y lo único que se puede hacer es sobrellevarla”. Porque en Cataluña existe un problema político de primer orden, que efectivamente es crónico pero con procesos temporales de agravamiento, y Sánchez se ha propuesto abordarlo. Sólo el futuro establecerá el nivel de acierto. Y el PSOE no debe ignorar, decíamos, a los que claman contra la amnistía, pero las derechas no pueden desdeñar a los españoles que representan a los 179 diputados que apoyan la investidura. Esas personas, mayoritarias en la Monarquía parlamentaria que establece la Constitución de 1978, han dicho: menos Feijóo y más Silvia Intxaurrondo.

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