En Almería, la comunidad de El Toyo-Retamar se enfrenta a una controversia significativa: el traslado del conocido festival 'Dreambeach' a su barrio. La decisión, que ha sorprendido a muchos, ha desencadenado una ola de reacciones y una recogida de firmas en la plataforma Change.org que hasta el momento lleva casi medio millar de adhesiones. Los vecinos, organizados en grupos en redes sociales, están expresando su descontento y preocupaciones varias.
La preocupación central de los residentes de El Toyo-Retamar es el impacto del festival en su tranquila comunidad. En la página de la plataforma de firmas muchos están plasmando por escrito sus razones para protestar contra la celebración del macrofestiva. "El Toyo es una Pedanía de Almería con apenas 6.700 habitantes, los Jardines y Seguridad son de mantenimiento PRIVADO", señala María José Martínez Sánchez. Ella cuestiona la decisión del Ayuntamiento de usar zonas que no son mantenidas con dinero público para un evento de tal magnitud, resaltando la singularidad de su barrio y las contribuciones que hacen los vecinos para su mantenimiento.
La posibilidad de actos vandálicos y el desorden que podría desencadenar el festival son otros de los puntos de fricción. Catalina Ramos Requena expone su temor: "Rechazo que se realice el Dreambeach en el Toyo-Retamar (Almería) porque es un evento multitudinario de desenfreno que dura 4 días". Ramos Requena agrega que el evento podría causar "muchos destrozos materiales y medioambientales" en una zona que valora su tranquilidad y seguridad.
Sandra Yeste aborda la irracionalidad percibida de realizar el festival cerca de las zonas verdes cuidadas por los vecinos y la potencial contaminación que podría resultar. "Es totalmente irracional celebrar este festival en ese lugar tan cerca de las zonas verdes que todos los vecinos pagamos y nos esforzamos por qué se mantengan lo mejor posible", afirma Yeste, expresando una preocupación común sobre el medio ambiente y la calidad de vida en El Toyo-Retamar.
La contaminación en varias formas también es una preocupación clave. Pablo Fernández denuncia: "No todo vale por dinero, todo es contaminación, contaminación sonora, lumínica y ambiental". Este sentimiento es compartido por otros vecinos, quienes temen que la calidad de su entorno se vea gravemente afectada.
El impacto del festival no solo se limita a los días en que se celebra. Andrés Checa López destaca que "Una celebración de este tipo conlleva días de preparativos y después de cierre que prolongan la estancia y desperfectos". Checa López critica la falta de consideración hacia los residentes y la posibilidad de daños prolongados en la comunidad.