La Fiscalía Provincial de Almería ha achacado a uno de los nueve acusados de intentar robar una plantación de cáñamo industrial en un invernadero de La Cañada de Almería los disparos que provocaron la muerte de uno de los propietarios de la finca e hirieron de gravedad a sus dos hermanos durante los hechos que tuvieron lugar el 30 de septiembre de 2020 en base a las pruebas practicadas durante el juicio con tribunal de jurado que se celebra en la Audiencia Provincial.
El Ministerio Público ha modificado su escrito provisional de conclusiones por el que finalmente ha retirado los cargos contra dos de los nueve implicados, ambos representados por el letrado Francisco Ferre, para los que la acusación particular mantiene sus peticiones de prisión, toda vez que también ha suprimido el delito de pertenencia a organización criminal, por el que inicialmente solicitaba a todos ellos tres años de prisión.
La fiscal ha mantenido las peticiones iniciales para A.M.R. por un delito de homicidio, dos delitos de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas, además del delito de robo con violencia en tentativa con uso de arma, lo que eleva a 36 años y medio de prisión su petición de cárcel.
El acusado fue señalado durante la primera sesión de declaraciones por el resto de encausados como autor de los disparos que se produjeron durante el intento de robo de lo que, conforme el escrito de acusación, creían inicialmente que era marihuana.
Asimismo, una de las víctimas y hermano del fallecido también aseguró haberlo reconocido durante la sesión, pese a que actuaron con el rostro cubierto; toda vez que el acusado en cuestión declaró durante su interrogatorio que el día de los hechos él no se encontraba en Almería, sino que estaba en Barcelona ya que cinco días antes había fallecido una tía suya.
Para los seis acusados restantes, la Fiscalía también ha modificado sus peticiones originales al haber sido acusados por un delito de robo con fuerza en grado de tentativa con la agravante de disfraz, con una agravante de reincidencia para uno de ellos al que constan hechos anteriores de similar naturaleza. Cinco de los letrados de la defensa se han adherido al escrito de conclusiones definitivas del Ministerio Público.
Durante la recta final del juicio se ha practicado la prueba forense y se ha dado cuenta de las lesiones que sufrió la víctima mortal del tiroteo tras recibir un disparo que le atravesó de lado a lado el tórax dañando el pulmón y el corazón, creando una herida "mortal de necesidad" que dio lugar al fallecimiento "inmediato" de la víctima.
Las forenses han indicado que la trayectoria que siguió el disparo, de tipo descendente, podría ser compatible con que el agresor se encontrara en un punto "elevado" sobre la víctima o, del mismo modo, que la víctima se encontrara a una altura inferior en el momento de recibir el tiro.
No obstante, el examen realizado por los expertos de criminalística ha determinado que el disparo se habría producido desde una distancia "larga" --a más de un metro y medio o dos metros-- al no apreciarse restos de la detonación ni en el cuerpo ni en las prendas de la víctima.
Del mismo modo, las forenses han ratificado las lesiones de "altísimo" riesgo vital padecidas por otro de los hermanos, que recibió un tiro en el abdomen, así como las heridas de consideración que conllevaron una intervención quirúrgica de urgencia al tercero de ellos, que recibió también un disparo sobre la rodilla izquierda que le fracturó el fémur.
El proyectil que acabó con la vida del hombre y las siete vainas localizadas en el lugar de los hechos se corresponden con un arma de un mismo calibre 22, empleado generalmente para armas cortas como pistolas, según han explicado los expertos. En base a la acusación, A.M.R. habría utilizado dicha arma para disparar contra las víctimas al advertir su presencia en el interior del invernadero aunque la pistola no llegó a ser intervenida.
De otro lado, la prueba apunta la existencia de restos de munición de un arma de un calibre distinto en un lugar próximo al lugar de los hechos. Durante los registros posteriores se llegaron a encontrar tres cartuchos percutidos y no disparados del mismo calibre así como un arma defectuosa. Durante la última sesión previa a los informes finales también se ha dado por reproducida la prueba documental.