Corea del Sur repelió los disparos que comenzaron a las 14.34 hora local (05.34 GMT) y el intercambio de fuego entre los dos Ejércitos se prolongó durante unas dos horas en las que, según la agencia surcoreana Yonhap, un centenar de proyectiles de artillería norcoreanos cayeron en la isla surcoreana de Yeonpyeong, ubicada en la tensa frontera del Mar Amarillo y habitada por 1.700 civiles.
El balance hasta el momento es de dos marines surcoreanos muertos cinco militares heridos graves, otros once de carácter leve y cuatro civiles con lesiones, mientras el Ejército de Corea del Sur está en estado de máxima alerta.
Tras abogar por la contención, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, consideró que el suceso puede considerarse “una invasión del territorio surcoreano”, con la gravedad que supone atacar a civiles, y pidió una respuesta al Ejército.
El general Lee Hong-ki, de la Junta de Jefes del Estado Mayor surcoreano, calificó de “premeditado” el ataque norcoreano, mientras el régimen comunista de Pyongyang acusó al Ejército surcoreano de iniciar el intercambio de disparos, en un comunicado divulgado por la agencia oficial KCNA.
Corea del Norte dijo que Seúl provocó los disparos con las maniobras militares anuales que realiza en la cercanías de esa zona, en las que participan unos 70.000 efectivos, y amenazó con una respuesta militar “sin piedad” si se ataca su territorio.
Los dos marines muertos, de 24 y 20 años, se encontraban en unas instalaciones militares que fueron las más afectadas por los disparos, aunque toda la isla se sumió en el caos y decenas de casas ardieron, lo que obligó a llevar a los residentes a refugios.
El Ejército surcoreano aseguró que sus cañones respondieron al ataque con 80 disparos sobre las posiciones norcoreanas y les causaron “daños significativos”.
Inmediatamente después del intercambio de fuego, las tropas surcoreanas fueron puestas en su máximo nivel de alerta en tiempos de paz y se ordenó el despliegue de cazas de combate en la zona, así como la evacuación por barco de los residentes de la isla.
El intercambio de disparos es uno de los más graves desde el fin de la Guerra de Corea en 1953, ya que nunca antes Corea del Norte había realizado un bombardeo a esa escala de un área con población civil.
Este incidente se produce justo cuando habían aumentado las críticas a Pyongyang por un supuesto programa de enriquecimiento de uranio que ampliaría sus posibilidades de obtener ojivas atómicas.
Además, el régimen comunista de Kim Jong-il se encuentra inmerso en pleno proceso para consolidar en la sucesión hacia Kim Jong-un, el hijo menor del líder norcoreano, que recientemente fue ascendido a la cúpula de poder y es considerado el futuro heredero.
La zona donde se produjeron los disparos fue en el pasado escenario de enfrentamientos navales con víctimas militares entre ambos países en 1999, 2002 y 2009 y es fuente de gran tensión, pues Corea del Norte no reconoce la línea marítima que divide los dos países en el Mar Amarillo.
La isla está muy cerca del lugar donde se hundió en marzo el buque Cheonan, una corbeta surcoreana en la que murieron 46 tripulantes, según Seúl, a causa de un torpedo lanzado desde un submarino norcoreano.
El inesperado ataque de ayer ha llevado a Seúl a volver a reducir los contactos con Corea del Norte y suspender las conversaciones entre los representantes de la Cruz Roja de los dos países previstas para esta semana, así como los intercambios de personas en el complejo industrial de Kaesong (Corea del Norte).
El Ministerio de Exteriores de Corea del Sur ha dado ya los primeros pasos para que esta nueva provocación tenga también respuesta en el seno de Naciones Unidas, lo que podría suponer la convocatoria del Consejo de Seguridad.
El Gobierno surcoreano considera este ataque una violación del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953 y ha dado instrucciones a todas sus misiones en el exterior para que transmitan esa postura y recaben apoyos.
El presidente del Parlamento Europeo (PE), Jerzy Buzek, expresó ayer durante el pleno de la Eurocámara su “profunda preocupación” por la agresión y pidió evitar que se pierdan más vidas humanas.
“Condeno firmemente el ataque de la República Popular Democrática de Corea contra la isla surcoreana de Yeonpyeong y estoy profundamente preocupado por los acontecimientos sucedidos hoy en la península coreana”, declaró el presidente del PE desde Estrasburgo, donde se reúnen esta semana los eurodiputados.
Buzek instó al Gobierno de Corea del Norte a “detener inmediatamente cualquier acción hostil” y a abstenerse de toda actividad que pueda suponer una escalada de la tensión.
El acuerdo de armisticio coreano de 1953 “debe ser respetado totalmente por la República Popular Democrática de Corea”, señaló Buzek.