El medio centenar de asociaciones y entidades ciudadanas agrupadas en torno a la Plataforma en defensa del ficus de San Jacinto y la Mesa Ciudadana del Árbol han reclamado al Ayuntamiento de Sevilla que acceda a establecer una moratoria hasta la próxima primavera para el ejemplar “más famoso de Triana” antes de firmar su “sentencia de muerte” y acceda a negociar la creación de una zona ajardinada de especial interés cultural y artístico, del que forme parte el árbol y para la que ofrecen su colaboración.
Las entidades consideran que el informe del ingeniero técnico agrícola, empleado municipal, en el que se basa el Ayuntamiento y la delegada de Parques y Jardines, Evelia Rincón, para anunciar que el ejemplar centenario va a ser eliminado y sustituido por otro ejemplar “de una especie indeterminada”, es “una sentencia para el ficus, y lo condena a una ejecución apresurada y sorpresiva en la que en ningún momento se ha considerado el criterio de expertos independientes”, ni se ha atendido a la colaboración ofrecida por las 52 entidades que se han movilizado en su defensa.
Así se preguntan por las “prisas” por eliminar el árbol centenario cuando ya el ficus “no presenta ningún riesgo ni para el templo adyacente ni para los ciudadanos” y por el hecho de que el Ayuntamiento no haya tenido en cuenta la opinión de otros expertos, como la de Enrique Figueroa, catedrático y profesor emérito de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, con “amplísima experiencia en las infraestructuras verdes urbanas”.
Figueroa argumenta que “es un error afirmar que el ficus centenario de San Jacinto está muerto o es irrecuperable. No parece que lo hayan cuidado ni regado de manera apropiada y necesaria en todo este tiempo. En este trayecto, se ha demostrado con creces que el ficus centenario de San Jacinto no era un peligro ni para la estructura de la iglesia ni para la seguridad de los ciudadanos y decir que este árbol está muerto es algo muy complicado”.
“Los árboles de este porte y antigüedad tienen una gran resistencia y capacidad de rebrote. Es necesario esperar y cuidarlo con rigor hasta junio del año próximo para confirmar o no su supervivencia”, apunta el catedrático, que además cree que este centenario ejemplar “se ha ganado el derecho a una moratoria antes de poder afirmar o no que ha muerto. Se trata de un árbol muy especial y singular; un bien de interés cultural que, por su historia, por su impacto social, por su labor ambiental como fuente importante de oxígeno y frescor en una zona muy urbanizada durante más de 100 años y por todo lo que representa, se ha ganado el derecho a la vida y en todo caso, a permanecer en Triana como monumento”.
“Esta petición de una autoridad académica de su talla en la materia es precisamente la que defendemos y reclamamos al Ayuntamiento desde las plataformas ciudadanas”, apuntan, entidades a las que se ha sumado José Baena Solaz, en su calidad de presidente de la CAIS (Coordinadora de Asociaciones Independientes de Sevilla) que aglutina a más de 55 asociaciones vecinales de la Sevilla y la asociación Sevilla Se Muere, confirmando “el clamor popular y el sentir generalizado de los sevillanos solicitando la moratoria en el mantenimiento y cuidado del ficus de San Jacinto y en caso de que no sobreviva, su permanencia como monumento de la ciudad por todo lo que representa y lo que ha sido su historia centenaria”.
Según estas entidades, numerosos expertos arboristas “afirman que es perfectamente posible y compatible la plantación de otros árboles junto con el ficus en su estado actual y que la perfecta conservación y tratamiento de la estructura arbórea subsistente, en caso de muerte definitiva, es no solo factible sino compatible con la plantación de otros árboles y con la creación de una zona ajardinada especial que sería planificada en un proyecto específico”.
Asi, las entidades “tendemos la mano una vez más al Ayuntamiento para participar y consensuar un “Proyecto de ajardinado de interés cultural y artístico” compatible con la permanencia del ficus de San Jacinto, que culmine en una creación conjunta de valor artístico y especial atractivo paisajístico y didáctico, manteniendo el ficus vivo o, en su caso, la estructura arbórea subsistente como símbolo de Triana: un monumento vivo que devuelva la belleza, frescor y oxígeno a este rincón de Triana, ni más ni menos lo que merece”.
Ponen de ejemplo el famoso árbol de Tokio, una zelkova serrata del parque de Shinjuku Gyoen, que según expone Manuel J. Florencio, “fue cuidada con mimo cuando los técnicos observaron su decaimiento, siendo cubierta en su totalidad con una capa protectora y un tratamiento revitalizante especia” y ahora representa la resistencia y la vitalidad del ejemplar.
“Una lamentable gestión y despropósitos han privado a Triana de una copa arbórea grandiosa, que era fuente de oxígeno, purificaba el aire de la contaminación y aportaba sombra y frescor ante las temperaturas infernales, dando cobijo e inspirando a muchas generaciones de trianeros que asistían al colegio vecino: niños que han sido privados de una copa que era fuente de salud inapreciable y que lloran esta pérdida junto a sus padres y abuelos, las generaciones que respetaron y crecieron junto al árbol. A tamaño dislate no se le puede sumar ahora su ejecución y eliminación apresurada”, defienden.
“El ficus de San Jacinto, el árbol más conocido de Sevilla a nivel nacional e internacional, no merece acabar arrancado, triturado y olvidado por una lamentable decisión política. ¡Debe ser conservado! Se ha ganado el derecho a ser respetado y cuidado, a una moratoria, a no ser arrancado de Sevilla y a ser parte de una zona ajardinada de especial interés cultural y artístico”, concluyen, ofreciendo su colaboración al Ayuntamiento para que rectifique, porque “no queremos un combate, sino restaurar lo que es Bueno, Bello y Justo para el bien común”.