El pasado miércoles 2 de abril se cumplieron 35 años de la detención del etarra Henri Parot, en un control de la Guardia Civil a escasos kilómetros de la capital. Conducía un vehículo con más de 300 kilos de explosivos. Su macabro objetivo era dejar ese coche estacionado en la antigua Jefatura Superior de Policía de la Gavidia y hacerlo estallar. Si aquello hubiera sucedido, la matanza hubiera sido de proporciones mayúsculas. Esa explosión se hubiera llevado por delante gran parte del edificio de la comisaria, el colegio de las Esclavas, la plaza de la Gavidia y, como mínimo, el aparcamiento subterráneo existente y el propio edificio de El Corte Inglés, sin mencionar los daños en las viviendas colindantes o a los ciudadanos que hubieran circulado por ese céntrico lugar. Hubiera sido la mayor matanza de ETA.
Canal Sur Televisión, en el programa “Los Reporteros” ha emitido un reportaje firmado por el subdirector de los servicios informativos, Antonio Salvador, que ha sacado a la luz este recuerdo, además de un más que interesante testimonio: el capitán de la Guardia Civil, hoy teniente general ya retirado, que lo interrogó durante más de 27 horas, que nos da norte sobre la crudeza de lo que hubiera sido aquel atentado.
Pues bien, antes de la emisión de este reportaje, el Consejo Profesional de la RTVA expresó, en un comunicado, sus cuitas sobre el mismo, calificando el asunto de que “carecía de interés informativo”, ya que se refiere a un “atentado que nunca se produjo”. Asombroso.
No se trata de pensar en dirección contraria a la opinión de este grupo de sesudos periodistas. Se trata, más bien, de ver el asunto más de frente. Si el tema, según estos expertos, carece de interés informativo, habría que puntualizarles al menos tres aspectos positivos que brevemente les relato.
Primero: la detención en aquel control sacó a la luz a un etarra desconocido para todos (en este “todos” se incluyen las fuerzas de seguridad del estado y los servicios de inteligencia). Nadie conocía a Henri Parot, en cuyo historial figuran 39 asesinatos. Segundo: provocó que se conociera la existencia del comando Argala, una célula formada por ciudadanos franceses que cruzaban los Pirineos para ejecutar atentados en España y volvían al país vecino para llevar una vida aparentemente normal. Y tercero, quizás el más importante: dio paso a que las relaciones en materia de terrorismo con Francia tuvieran un antes y un después, activándose la colaboración de la policía y de la justicia del país vecino con sus homónimos españoles. De hecho, posteriormente y tras la detención ese mismo día de los otros dos ciudadanos franceses que formaban este comando, se llevó a cabo la exitosa desarticulación de la cúpula de ETA en Bidart (Francia), formada entonces por Francisco Múgica Garmendia “Pakito” (responsable del Aparato Militar); José María Arregui “Fiti” (del Aparato Logístico); y José María Álvarez Santacristina “Txelis” (ideólogo y responsable del Aparato Político). Solo con estas tres consecuencias se justificarían sobradamente los escasos 17 minutos que dura el reportaje. Pero aún hay más: con la detención de Parot no hubo suma de victimas a las más de ochocientas cincuenta vidas que se llevó por delante esta banda de asesinos a lo largo de su macabra historia.
Mi felicitación al autor de este reportaje. Mi compasión a quienes lo califican de “carecer de interés informativo”. Quizás el descubrimiento en 1929 de la penicilina por Alexander Fleming deba tener, según el Consejo Profesional de la RTVA, el mismo tratamiento. Evitó muertes.