Las familias de los tres jóvenes de 15, 17 y 21 años que fallecieron en un accidente de tráfico en Huétor Santillán (Granada) durante el verano de 2008 están "indignadas" con el indulto parcial que le ha concedido el Gobierno de España al conductor del coche en el que viajaban, que fue condenado por la Audiencia Provincial de Granada a tres años y tres meses de cárcel por un delito contra la seguridad del tráfico en concurso con otros tres delitos de homicidio imprudente.
En declaraciones a Europa Press, el abogado de dos de estas familias, José Damián García Ledesma, ha indicado que los allegados de las víctimas "no se esperaban" que el Gobierno pudiera conceder al acusado, Rafael H.G., de 33 años, este beneficio, que le ha rebajado la condena a dos años de prisión --lo que le evitará pisar un centro penitenciario al no tener antecedentes--, 15 días de trabajo en beneficio de la comunidad, y un año de multa con cuotas diarias de dos euros.
Además, el letrado ha recordado que en principio el procesado fue condenado por el Juzgado de lo Penal 2 de Granada a dos años y medio de cárcel, que después elevó la Audiencia hasta los tres años y tres meses, con lo que las familias "no se explican los motivos" para el indulto. De hecho, García Ledesma ha recordado que Rafael H.G. era un conductor novel que hacía apenas 20 días que tenía el carné, no tenía seguro y, pese a ello, circuló a más de 120 kilómetros hora por una vía limitada a 40, en la A-4004 de Huétor Santillán, provocando el siniestro, que se remonta al 3 de julio de 2008.
No obstante, el abogado, que ejerció la acusación particular en el juicio que tuvo lugar el 31 de enero de 2011, recuerda que a los afectados no les queda más remedio que aceptar el indulto, puesto que el procedimiento judicial "ya está cerrado". De hecho, se había suspendido el ingreso en prisión del inculpado a la espera del resultado de la petición del indulto.
En la sentencia se consideró probado que el procesado circulaba a más de 120 kilómetros por la vía cuando la velocidad estaba limitada a 40, y que una suma de circunstancias provocaron que perdiera el control del coche y chocara contra un camión de la basura que se encontraba en el arcén de la carretera, bien estacionado. Como consecuencia del accidente, murieron los tres acompañantes del conductor, que también sufrió heridas de gravedad.
De hecho, durante el juicio, el procesado, que sufre una discapacidad del 59 por ciento a raíz del suceso, aseguró no recordar nada de lo ocurrido, y que actualmente no tiene más que memoria reciente.
Aquel día, según declararon los testigos en la vista oral, el procesado recogió a los que eran sus tres amigos con la intención de trasladarse al cercano municipio de Beas para participar en un torneo de futbolín. En la carretera que une Huétor Santillán y Beas, según se señala en el fallo, Rafael H.G. puso su coche a una velocidad de 123 kilómetros por hora, superando con creces el límite de velocidad de la vía, de 40, y perdió el control tras cruzar una curva, chocando con el camión de la basura a la altura del kilómetro 3.800.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular consideraban que todo se debió a que el conductor del coche siniestrado, el ahora condenado, se "picó" en velocidad para competir en una carrera con unos amigos que conducían otros vehículos, un extremo que no consideró probado en primera instancia la magistrada.