Las conmemoraciones del segundo aniversario del devastador terremoto y posterior tsunami que arrasaron la costa este de Japón, y provocaron la crisis nuclear más grave de la historia del país desde las bombas de Hiroshima y Nagasaki, han comenzado este domingo en algunas de las prefecturas más afectadas por la catástrofe.
La localidad de Rikuzentakata, una de las más afectadas por el desastre, ha celebrado un evento en recuerdo de los fallecidos de la zona, 1.500 de un total de más de 19.000 en todo el país. La ceremonia fue realizada en una escuela primaria de la ciudad, en la prefectura de Iwate, a la que acudieron más de 800 personas, entre ellas el alcalde Futoshi Toba, según informa la agencia de noticias oficial de Japón, Kyodo.
"Los ciudadanos deben permanecer unidos, para completar la reconstrucción lo antes posible, y superar la tragedia de este desastre", declaró el alcalde Toba.
Más de 2.000 pañuelos amarillos cuelgan en un templo de Ishinomaki, en la prefectura de Miyagi, otra de las más afectadas, tras el evento en recuerdo por las víctimas, que proseguirá mañana lunes, cuando se cumplen exactamente dos años del seísmo de 9 grados, el tsunami y finalmente la crisis de la planta nuclear de Fukushima.
A día de hoy se mantiene en torno a la planta un perímetro de seguridad de 30 kilómetros y las operaciones de limpieza todavía prosiguen. Hace dos años, y a consecuencia del impacto del tsunami, se produjeron explosiones de hidrógeno en algunos reactores y en otros se fundió parcialmente el núcleo de las barras de combustible gastadas, liberando gran cantidad de partículas radiactivas a la atmósfera.
La respuesta internacional fue inmediata. Japón se convirtió en el principal receptor de ayuda extranjera en 2011, con 1.300 millones de euros que se sumaron a los 3.200 millones recaudados a través de los donativos de los propios japoneses, según las estimaciones del Centro Internacional para el Desarrollo de Japón recogidas por el diario 'Yomiuri Shimbun'.
Japón todavía se recupera de los efectos económicos del desastre, que ha dejado en la quiebra a más de 1.100 empresas y afectado a más de un millón de puestos de trabajo: más de 640.000 trabajadores se vieron obligados a faltar de forma regular y más de 81.000 perdieron su empleo, según informó el viernes el Ministerio de Comunicaciones y Asuntos Internos.