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Jueves 31/10/2024
 

Sevilla

El Alcázar y el Acuario

Zoido, con su inhibición ante Hacienda, ha dejado que sea Espadas quien lidere la causa histórica de Sevilla de reclamar las viviendas ligadas al Real Alcázar

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  • En el futuro acuario -

El teórico número dos de Zoido, delegado del Real Alcázar y de Relaciones Institucionales y presidente del Pleno municipal, el catedrático Javier Landa, proclamó hace unos días que el Consistorio hispalense “nunca ha renunciado ni renuncia” a conseguir la cesión de las casas vinculadas al que es considerado el palacio real en uso (residencia oficial de los Reyes de España cuando vienen a Sevilla) más antiguo de Europa: el Alcázar.

Landa ha calificado esta pretensión de “reivindicación histórica”, ya que todas las viviendas ubicadas en el Patio de Banderas están incluidas en el Plan Especial de Protección del Sector 6 del Conjunto Histórico de la ciudad, el cual, dicho sea de paso, aún sigue pendiente de aprobación a estas alturas del siglo XXI.

El delegado del Alcázar ha sido taxativo al insistir en que en ningún momento el gobierno de Juan Ignacio Zoido ha pensado en renunciar a las viviendas, sino todo lo contrario: “Siempre hemos trabajado -ha aseverado- con el ánimo de conseguir que estas casas sean devueltas a Sevilla”.


Antecedentes
Este pronunciamiento público de Javier Landa se ha producido después de una serie de acontecimientos previos. El pasado mes de julio, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas aprobó, entre otras muchas en Sevilla capital y provincia, la enajenación de seis viviendas de la Judería sevillana mediante subasta pública y en el marco del Plan de Racionalización de Bienes, publicado entonces por Viva Sevilla.

Estas viviendas estaban claramente vinculadas a las murallas del palacio real sevillano y el anuncio de subasta por parte del Gobierno central motivó que el portavoz del grupo municipal socialista, Juan Espadas, recordara el viejo litigio que mantiene la ciudad de Sevilla con el Ejecutivo de la nación, haya sido del color político que haya sido, desde que durante la II República el ministro de Hacienda, el socialista Indalecio Prieto, le cedió mediante un Decreto el Alcázar y sus jardines.

Tal como han recordado cuatro exalcaldes sevillanos durante la Democracia (Luis Uruñuela, del PA; Manuel Del Valle, PSOE; Alejandro Rojas Marcos, PA; Alfredo Sánchez Monteseirín, PSOE), el Ayuntamiento hispalense de 1931 aceptó la cesión por parte del Ministerio de Hacienda, pero la consideró incompleta porque no incluía las viviendas y huertas que históricamente habían estado ligadas al Alcázar, de ahí que dejara pasar un tiempo sin inmatricular el palacio, en espera de que el Gobierno central corrigiera y ampliara aquella cesión.

Ochenta años
Hasta el 30 de diciembre de 1935 no la elevó el Consistorio a escritura pública, con lo cual en la inscripción registral sólo se pudieron inmatricular el Real Alcázar y sus jardines, pero no las casas del Patio de Banderas y otras de la Judería, ni las huertas tradicionales. A a lo largo de los 80 años transcurridos desde entonces, las corporaciones municipales y alcaldes que se fueron sucediendo antes de la llegada de Zoido a la Plaza Nueva mantuvieron ante el Gobierno de la nación la exigencia de la ciudad de lograr no sólo el Alcázar y sus jardines, sino también el caserío adosado o vinculado al mismo y que se consideraba parte del conjunto arquitectónico. Y es que, a diferencia de otros palacios reales que suelen hallarse desconectados físicamente de su entorno y se erigen solitarios en medio de un gran espacio libre a su alrededor para que realce aún más su preponderancia como símbolo del poder, el Alcázar sevillano se integra en la trama urbana por tres de sus cuatro lados y no emerge con una imponente silueta para que destaque su carácter real.
Como un hecho insólito y excepcional, los cuatro alcaldes democráticos citados han remitido una carta a Juan Ignacio Zoido en la que le instan a que solicite al Gobierno presidido por Mariano Rajoy que ceda de forma gratuita a la ciudad de Sevilla las casas que históricamente estuvieron vinculadas al Alcázar y que incluyó en el mes de julio entre los bienes que se pretende sacar a subasta antes de que acabe el año.

Si ello ya no fuera posible, los ex-alcaldes recomiendan a Zoido  que, como alternativa, se conceda al Ayuntamiento el derecho de tanteo y/o retracto sobre estos inmuebles (permitirle adquirirlos antes que otros pagando por ellos el mismo precio o bien ‘a posteriori’ y en esas mismas condiciones una vez transmitidos a terceros) y que se convoque una reunión extraordinaria del Patronato del Real Alcázar “para que se adopten las resoluciones que en Derecho procedan”.

Respaldo
La carta de los exalcaldes ha supuesto un espaldarazo para Juan Espadas, que a mediados de octubre alertó sobre la subasta y ya alertó a Zoido que optara por “una posición frontal y beligerante contra la decisión de Montoro y de Rajoy de hacer caja a costa de lo que desde 1931 se ha entendido como bienes que pertenecen a Sevilla”, y anunció la presentación de una propuesta para que todos los grupos políticos del Ayuntamiento apoyaran de forma unánime la petición de paralización de la venta y de culminación de cesión gratuita de los inmuebles a la ciudad.

Espadas, además, no se dejó llevar por sus posiciones ideológicas, ya que entre sus exigencias de recuperación patrimonial para Sevilla incluyó también una vivienda del Patio de Banderas que ha acabado en manos de la Junta de Andalucía, para que el Gobierno autonómico haga lo mismo que el central y lo transfiera al Consistorio.

Moralejas políticas
La reivindicación de las casas del entorno del Alcázar, aun siendo de carácter histórico y patrimonial, no deja de tener bastantes lecturas políticas, todas negativas para Zoido, a saber:

1) No fue capaz en su momento de frenar la inclusión de los inmuebles en las subastas del Ministerio de Hacienda, pese a que el ministro, Cristóbal Montoro, es diputado del PP por Sevilla y el alcalde alardea de tener hilo directo con él.

2) Una vez incluidas las casas en la subasta pública, no ha tenido reflejos políticos para exigir su paralización y ha dejado que una causa histórica de la ciudad la abandere el líder de la oposición, Juan Espadas, en vez de él mismo como alcalde.

3) No ha tenido reflejos, ni él ni Landa, para que al menos fuera el Patronato del Real Alcázar, el organismo de notables y capitulares municiapales que vigila la gestión del monumento, Patrimonio de la Humanidad, el que en su defecto se significara ante el Ministerio.

4) Han sido los exalcaldes y no los Servicios Jurídicos municipales ni el Patronato del Real Alcázar los que le han señalado la posible solución jurídica (el derecho de tanteo y retracto) al problema creado por el anuncio de subasta.

5) Queda en la opinión pública la impresión de que Zoido, con su pasividad e inhibición, ha antepuesto su condición de disciplinado militante del PP y obediente con el Gobierno de Rajoy a la de alcalde de Sevilla y, como tal, obligado a ser el primer defensor de los intereses de la ciudad.

6) Vuelve a proyectar la imagen de que carece de influencia en Madrid, por más que sea también el presidente del PP en Andalucía. El indudable sacrificio a que se ha sometido él mismo como persona y a la ciudad por el tiempo extra dedicado al partido en la región, en detrimento de Sevilla y de su vida personal y familiar, no le ha servido para conseguir compensaciones para la urbe por parte del Gobierno de la nación.

Antítesis
Por ende, en coincidencia con la reactivación de la reivindicación de las casas ligadas al Alcázar, Zoido acudió a conocer la marcha de las obras del Acuario en el muelle de las Delicias y a presentar con sus responsables el proyecto (cuarto ya), que había estado paralizado desde hacía 13 años por los problemas financieros y de otra índole de todos los promotores anteriores.

Y hubo de reconocerse públicamente ante los sevillanos que si el Acuario se abre por fin el año que viene va a ser porque la Junta de Andalucía, a través de la Agencia IDEA, ha financiado la mitad de la obra, que cuesta al menos 6 millones de euros, ante el cierre del grifo del crédito por parte de los bancos.

Corolario: mientras Zoido no deja de alabar al Gobierno ‘amigo’ del PP en Madrid y de pregonar sin descanso que la Junta maltrata a Sevilla y boicotea sus proyectos, Rajoy y Montoro le subastan las casas del Alcázar y, por contra, Susana Díaz da el dinero para que Sevilla tenga su Acuario.

 

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