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30/06/2024
 

San Fernando

¡Tranquilos! ¡Aquí no pasa nada!

El año 2013 se despide sin conseguir -otro año más- poner en marcha los proyectos de futuro para la ciudad y hasta con el pan y circo recortado.

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Posiblemente no todos habrán visto esa película americana que bajo el título de Atrapado en el tiempo narra cómo un locutor de televisión repite todos los días el mismo día hasta el punto de llegar a corregir sus defectos de tanto repetirlo.

Ese locutor estaba retransmitiendo el Día de la Marmota, que es un día en el que los campesinos de Estados Unidos y Canadá celebran como final del invierno.

Pues bien, en San Fernando estamos atrapados en el tiempo y en vez del día de la marmota, celebramos el año de la marmota porque todo se repite cada año, los proyectos son los mismos de siempre y las carencias son las mismas de siempre. Con el agravante de que no son sólo las de un año, sino que en algunos de los casos llevamos decenas de años con el mismo problema. Y sin soluciones.

Hacer un balance del año, pues, sólo se puede diciendo lo que sigue sin resolverse, que es lo más importante, y lo que se ha celebrado, que a nadie le amarga un dulce. De lo que se ha hecho, pues va a ser que no, porque por no arreglarse ni siquiera se ha arreglado el problema de la basura.

Mirando a los proyectos pendientes, sin terminar o sin empezar, se presenta a la vista el Parque de la Historia y el Mar. Nada de nada. No tiene quien lo quiera y lo que se busca ahora es que se le permita convertirse en cualquier cosa que no sea un museo a ver si un empresario avispado es capaz de sacarle punta. Ahí está cayéndose a pedazos y así ha pasado el año.

El Polígono Puente de Hierro corre la misma suerte que el anterior, deteriorándose con el paso de los meses y sin que se convierta en lo que se tenía que convertir, que dicho sea de paso, ya casi nadie recuerda en qué se tenía que convertir.

Y la misma suerte corre el Polígono Fadricas II, al que ahora le salen hasta pleitos contra el Ayuntamiento por haber vendido parcelas sin luz, que es lo que se pretende arreglar con la subestación del Janer. O sea, que ni se han creado los 2.000 puestos de trabajo que vendían los andalucistas y puede que al final hasta cueste dinero al erario público.

Sobre los polvorines, más de lo mismo. Se ha tardado tanto en ponerlo en marcha que a la Junta de Andalucía le ha dado tiempo a aprobar un Decreto de Protección del Litoral que obliga al Ayuntamiento a renegociar de nuevo con los reversionistas, lo que supone tiempo aunque en este caso, casi sobra porque no hay quien invierta un euro en ladrillo.

Y de la calle Real mejor no hablar. Lo último que se ha conocido y así está escrito, es que el Gobierno andalucista –junto con el PP que también estaba en el ajo, aunque en La Isla dos que gobiernen juntos no es un gobierno, sino dos -  echó para atrás el proyecto de la Junta que permitía el paso de vehículos y se empeñó en ponerla de losetas de granito rosado que están más tiempo bailando que pegadas al suelo.

A eso se une que el actual gobierno tampoco pone de su parte para que se arregle algo limitando el paso de vehículos. A todo lo más ha puesto un cartel diciendo que la obra no es municipal. En las obras municipales que están igual o peor que la calle Real, no hay carteles diciendo esto es mío.

Con lo contado ya sería suficiente para preguntarse qué han hecho los munícipes en este año y en los anteriores sobre estos temas, porque todo viene de lejos. Pero todavía hay más.

Juzgados
Los Juzgados siguen siendo tercermundista y aquí no hay nadie que tenga un local en condiciones para albergarlos provisionalmente, dado que la Junta anda buscando alternativas y no encuentra soluciones. Y los que lo tienen no quieren alquilarlo a la Junta, así que allí están todos arremolinados, jueces, fiscales, abogados, administrativos, testigos, imputados y hasta diputados, aunque estos últimos sólo van a hacerse una foto y salir en la prensa.

Al menos el Ayuntamiento ya cuenta con la voluntad política del alcalde de pedir un préstamos para hace la chapuza en la que está empeñado José Loaiza, aunque tanto el préstamo como la intervención dependen de lo que diga la Junta al respecto. Si dice sí, será el banco el que tendrá la última palabra y si dice no, el alcalde puede echar la culpa a la Junta de todos los males que aquejan a la ciudad. Y de algunos sí tiene la culpa.

Finalmente, el Janer parece que es el único que avanza algo, al menos sobre el papel y la torre de 22 pisos con un hotel desde el que se vea toda la bahía –y que se vea desde toda la bahía- queda a expensas de que haya quien el hinque el diente. Y dice Loaiza que hay muchos novios, aunque no se sabe qué es lo que pretende cada uno.

En este caso, si hay problemas son de retraso porque el buen fin de este proyecto interesa a las dos administraciones, la local y la autonómica, lo que debería allanar el camino. Dentro del Janer va la subestación que le dará corriente al tranvía y al Polígono Fadricas II, así que si no hay Janer, el tranvía no anda. 

Estas –y otras más que incluso van cayendo en el olvido- son las cosas que están sin hacer o a medio hacer y las que posiblemente no estarán terminadas el año que viene, como no lo estuvieron el pasado. Cada una de ellas es un día de la marmota y la ciudad entera la que está atrapada en el tiempo. O en los tiempos que se imponen los políticos que vista la antigüedad de la mayoría de los proyectos, no tienen prisa o simplemente no saben cómo solucionar los problemas.

San Carlos
Otra cuestión que se viene arrastrando desde hace tiempo y este año debería haber estado solucionada es el uso compartido del Hospital San Carlos. Después de la manifestación masiva del 7 de marzo, el Ministerio de Defensa decidió ceder el inmueble y el personal a la Junta, lo que ésta acepta. Pero como siempre, los plazos se han incumplido y se sigue prorrogando la cesión patrimonial y con ella, la cesión de unas instalaciones sanitarias propias de una ciudad con 100.000 habitantes.

Lo último que hay es que Defensa ha prorrogado la situación laboral de sus trabajadores civiles dándose todo un año para hacer y la Junta afirma que está dispuesta a empezar a meter servicios nuevos en cuanto comience el trámite del traspaso. Sin esperar a que termine. Pero no hay fechas, como en todo lo demás.

Las celebraciones
Una de las fechas que más se esperan en la ciudad por parte de los hosteleros y comerciantes es la Semana Santa, que por enésima vez en lo que llevamos de siglo estuvo pasada por agua. Y no sólo la Semana Santa sufrió las inclemencias del tiempo, sino que hasta la playa de Camposoto dijo hasta aquí llego sufriendo los temporales y en verano, al fin, hubo aportación de arena.

Pero la semana Santa se mojó. Unos no salieron, otros se arriesgaron y otros se arriesgaron y se mojaron porque era mucho desafío a unas condiciones meteorológicas adversas. Eso sí, las que salieron se lucieron y la gente de La Isla se lanzó a las calles para ver y disfrutar los desfiles procesionales. Y la restauración que lo agradeció.

Pero ni se pueden contar todas las desgracias, por falta de tiempo, ni todo fueron desgracias. La primavera llegó y también los premios a los valores ciudadanos que otorga el PSOE con un protagonista muy especial, el colegio de camposoto y la clase donde estudia Super Antonio, un ejemplo de integración que ha dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales.

También los coches antiguos volvieron a la ciudad con un desfile y una exposición, llenando de contenido la calle Real, aunque como siempre, mal publicitado aunque sorpresivo para la mayoría de los ciudadanos que pudieron verlos.

A partir de ahí comenzaron los actos relacionados de alguna manera con el Bicentenario del Título de ciudad a San Fernando. La marina quiso sumarse con una jura de bandera civil en la plaza del Rey en la que juraron o renovaron el juramente a la bandera cientos de personas, terminando luego con un desfile.

En medio, hasta el 24 de Septiembre, estuvo la Feria del Carmen y de la Sal, de nuevo y por mucho tiempo en la Magdalena, ya que ahora ni siquiera hay posibilidades urbanísticas de trasladarla y estuvo el verano con tres conciertos gratuitos, el ciclo Música en La Mayor en la plaza de la Iglesia y noche en blanco incluida.

También tuvo lugar un merecido homenaje a uno de los grandes cartelistas españoles, Bernardino de Hoyos, gracias al cual su obra se ha dado conocer a muchos que ni siquiera tenían idea de que carteles que había visto cientos de veces los había pintado un isleño.

24 S
Los actos del 24 de Septiembre tiene carácter propio, pero desde luego no contaron con el despliegue de otros años. Antes más, estuvieron pobres y todo el peso recayó sobre las asociaciones de recreaciones históricas de la ciudad, la Fundación Legado de las Cortes y la Asociación 24 de Septiembre, además de los pensionistas del centro de día y grupos de teatro locales. La Feria Gastronómica de la Bahía, organizada por Acosafe, abrió la fiesta y la Fundación Legado de las Cortes y una reducida representación de la Asociación Napoleónica Española convirtieron el Zaporito en un campo de batalla nocturno.

El acto institucional estuvo marcado por la concesión de las medallas de la ciudad a el Comedor El Pan Nuestro, al ex coordinador del Bicentenario del Diez, José Quintero, al historiador Juan Torrejón Chaves y a la bailaora Sara Baras. El acto tuvo lugar en el Real Teatro de las Cortes en un acto solemne en el que también recibió la medalla de la ciudad el Tribunal Supremo. Eran cinco de los galardones concedidos por el Pleno municipal, con el voto en contra de Izquierda Unida.

Los otros galardones, que se entregaron más tarde, en noviembre fue para los vecinos de Angrois que atendieron a las víctimas del tren Alvia descarrillado en Santiago de Compostela, el tercer peor accidente de la historia de España, aunque el segundo oficialmente toda vez que uno ocurrido durante la dictadura fue maquillado en las cifras de muertos.

Se rendía homenaje también a los cinco fallecidos de San Fernando y a sus familiares, que también recibieron el testimonio del pueblo a principios del mes de agosto con una misa en el Parque Almirante Laulhé presidida por el obispo de la diócesis y la participación del clero local.

Fueron los últimos días de julio, con mucho, los más triste en la historia reciente de San Fernando, como también lo fueron en todo el país.

En noviembre tuvo lugar también la entrega del Premio a la Libertad de Prensa al periodista Pepe Oneto y la celebración del Día de los Difuntos, tanto la ceremonia civil como la militar, que desde hace años une en el mismo espíritu a la España una vez enfrentada.

La inmensa mayoría de los actos celebrados en la ciudad han llevado el apellido del Bicentenario del Título de ciudad, los directamente relacionados como los que no tenían nada que ver.  Algunas veces metiéndolo con un calzador, pero eso ha hecho que finalmente haya habido un programa. Eso sí, a toro pasado porque nadie sabía a ciencia cierta qué es lo que se había preparado. Lo anunciaban unos cuantos días antes y algunas veces hasta los suspendían por mor de la improvisación.

Los últimos en celebrarse fueron la entrega de la medalla de la ciudad a las Cortes, Congreso y Senado, que fue recogido por el presidente del Senado, Pío García Escudero y que tuvo lugar en la Iglesia del Carmen, convertida en lugar de ceremonias en el mes de noviembre.

Por allí pasaron también los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y se procedió a la celebración del Día de la Constitución en un acto organizado por la Subdelegación del Gobierno, lo que le ahorró al Ayuntamiento el tradicional izado de bandera en la plaza de la Iglesia. Y le rompieron la tradición a la barriada Constitución que cada año acude a los actos oficiales.

El último reconocimiento por celebrar era el nombramiento del Buque Juan Sebastián de Elcano como Alcalde Honorífico de San Fernando, una ceremonia que tuvo lugar en presencia de la corporación y los mandos militares en la propia cubierta del barco en la Carraca.

Navantia y los presupuestos
Lo que no tuvo nada que ver con el Bicentenario del Título de Ciudad fue la nueva manifestación de los trabajadores de Navantia pidieron que acabe el pitorreo de los gaseros y que llegue carga de trabajo para la Bahía de la que no sólo viven los astilleros, sino también decenas de empresas de la industria auxiliar que dan trabajo a centenares de personas en la comarca.

Y para que no faltara algo positivo, el Gobierno municipal aprobó los presupuestos de 2014, algo que debería de ser normal pero que en San Fernando, como no podía ser menos, se ha convertido en una rareza. Algunos presupuestos han durado cuatro años prorrogándose. Eso sí, con muchos reparos del interventor que desde que lo metieron en el lío del robo de la caja no deja pasar una.

El pregón de Navidad, organizado por décimo noveno año consecutivo por la Real Academia de San Romualdo, fue el punto y final a los actos lúdicos en el Real Teatro de las Cortes, convirtiéndose además en una reivindicación académica para que la crisis no siga matando las tradiciones de la ciudad, como ha hecho con muchas otras que no se han celebrado este año.

Y así se llega al final. No está todo lo que ocurrió pero sí lo más significativo a criterio de este periódico, independientemente del criterio de cada uno. 2014 se presenta como el año de la recuperación, pero no se sabe quiénes se van a recuperar. Nadie ha hablado de los derechos laborales y sociales perdidos en estos dos años pasados y nadie habla de tal recuperación. La más importante porque engloba a todas las demás.

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