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Miércoles 30/10/2024
 

Jerez

“Con la crisis las peñas nos estamos reinventando”

En abril de 2012 fue elegido presidente de la Federación Local de Peñas Flamencas, después de haber sido vicepresidente en la anterior legislatura y llevar toda su vida entroncado en la realidad del mundo flamenco

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  • Manuel Moreno -

— Se le agota el mandato 
— Prácticamente a la clausura del Festival de Jerez se terminan los dos años por el que somos elegidos los presidentes en la Federación.  
 

— ¿Continuará?   
— No lo tengo muy claro. Depende. Está el cambio generacional. Yo no estoy solo en la Federación sino en todas las entidades flamencas y si hay gente joven, con ganas de trabajar y sabiendo lo que se trae entre manos, para mí sería un placer que se produjese el relevo y esa persona contaría con todo mi apoyo. Si no se produjese esa circunstancia pues no tendría que meditarlo mucho y es probable que continuase ya es que es algo que me gusta. Como sabe me gusta muchísimo el flamenco y todo lo que sea aportar mi granito de arena creo que está bien.
 

— ¿Está bien la situación de las peñas? 
— Aunque todo el mundo achaca a la crisis las actitudes negativas que padecemos, la realidad es que las peñas, aún en situación de bonanza económica, hemos estado mal, ya que hemos estado en una lucha permanente de petición de ayudas o subvenciones, tanto de particulares como de organismos oficiales. Y no son tantas las ayudas que recibimos. No obstante  debo reconocer que con la crisis nos hemos reinventado y hay peñas que no solo están haciendo más actividades, sino con más agresividad si cabe, algunas han duplicado sus actividades, trabajándolas muy mucho y dándole prestigio. Las peñas están funcionando muy bien.   
 


— ¿Y se agrupan en torno a la Federación? 
— Independientemente de que ahora sea presidente, yo formo parte de la Federación desde su fundación. Ya estuve de vicepresidente con el compañero Diego Fernández Suárez, de relaciones públicas con Domingo Rosado...Las peñas se sienten identificadas porque la Federación no tendría razón de ser si las peñas no la apoyasen. El sentido de la Federación es mantener unida la afición. Las peñas tienen autonomía y la Federación hace de interlocutor válido y único ante los organismos. No es lo mismo que vayan dieciséis presidentes que vaya una persona. Si se demuestra una unidad y un concepto claro de lo que nosotros defendemos y auspiciamos eso redundará en beneficio del flamenco.   
 

— El ejemplo de lo que expone es la organización de Peña en Peña, con motivo del Festival de Jerez  
— Son actos que se celebran desde hace muchos años dentro de esa colaboración para las actividades complementarias del Festival y que existen como consecuencia de la presencia de la Federación. Son actos de un Festival consolidado con un prestigio internacional y para nosotros es un honor colaborar y hacer posible que todos esos visitantes que vienen a Jerez puedan clausurar sus días, después de las actividades programadas, en una entidad flamenca que es uno de los pocos lugares donde se puede escuchar flamenco en toda su autenticidad. La autenticidad la da el intérprete, pero me refiero que se celebra en el entorno adecuado para degustarlo y gozarlo.
 

— Me extraña la no presencia en el ciclo de la peña Fernando Terremoto, a la que usted pertenece.
— No todas las peñas pueden estar. Tradicionalmente siempre ha estado la peña Terremoto, pero hay otras que no han estado y la de Terremoto, sabiendo que ha estado hasta ahora y que estará el año próximo, da opción a la entrada de otras entidades. Eso ocurre con otras peñas, lo que pasa es que le ha podido llamar la atención por el nombre significativo y emblemático de Fernando Terremoto, uno de los artistas más grande que ha dado no solo Jerez, sino la historia.
 

— Siguiendo con las peñas. Me hablan de dificultades en el Centro Cultural Don Antonio Chacón.  
— Esas dificultades son las mimas que existen en otras entidades. Ni más ni menos. Aludía antes al cambio generacional y en ciertas entidades se nota más. En Jerez la cantidad de peñas...
 

— ¿Cuántas hay?. 
— Dieciséis. Esa cantidad solo se puede dar en una ciudad como Jerez que tiene esas raíces tan grandes, por no decir lo de la cuna del flamenco que ya está muy trillado. .
 

— Hablábamos de Chacón...  
— Sí, esas dificultades que tiene no son difíciles de superar. Este año participa en de Peña en Peña y tiene a gente muy dinámica como Aly de la Tota que es un encanto y que le da alegría y vitalidad a la peña y a sus directivos. Ocurre que su presidente, Julián Azcutia, tesorero a su vez de la Federación, está convaleciente de una enfermedad, aunque ya está prácticamente restablecido y el presidente es el alma y la vida de las entidades. Ya cuesta trabajo estando presente, pues cuando no está se deja ir un poquito. Sé que hay amigos que se han propuesto revitalizar el Centro y lo están ya haciendo. No tengo dudas de que la entidad va a volver a ser, en muy breve espacio de tiempo, la entidad flamenca que ha sido siempre.
 

— Volvemos a De Peña en Peña-¿Estáis subvencionados?  
— Vamos a ver. El precio de los artistas lo ponemos nosotros, por eso no hablo de honorarios, porque honorario es cuando una persona hace su trabajo y le pone precio. El precio lo ponemos nosotros y el artista acepta. Quiero que eso lo ponga con mayúsculas, si no fuese por el desprendimiento y la colaboración de los artistas esto no sería posible. La colaboración es prácticamente desinteresada. Esto lo paga la Fundación Teatro Villamarta, pero de una forma dilatada en el tiempo. No es criticable porque es cómo lo puede hacer y nosotros lo aceptamos. Si nos diesen más dinero y más pronto sería mejor, pero esas ganas que tenemos de colaborar con el Festival de Jerez hacen que dejemos a un lado el tema económico y utilizando la relación que tenemos con los artistas, les hacemos ver que todo esto es importante para el flamenco en general y lo que sea importante seguro que redunda en beneficio de los protagonistas que son los cantaores, los guitarristas, los bailaores o los palmeros.  
 

— Lo que se ha perdido es la peña de guardia.
— Se ha perdido de una manera oficial, pero este año, por ejemplo, precisamente la Peña Don Antonio Chacón se ha autoerigido en peña de guardia. Antaño era una de las que estaba. Está en un sitio emblemático de Jerez, en pleno casco antiguo, junto a la Fundación de Flamenco, al lado del Arco de Santiago, junto a la plaza de San Lucas. Es una peña encantadora con un continente fantástico y el contenido se lo va a dar este Festival de Jerez  porque los visitantes pasarán allí las noches entera porque el que viene a Jerez a pasar quince días atiborrándose de flamenco, aprovecha todos los momentos. 
 

— Pero flamenco en Jerez hay todos los días, sea o no festival, porque en las peñas siempre hay algo.    
— Las peñas son los lugares donde se respira, se habla, se comenta el jerazanismo por excelencia. Y no hay cosa más jerezana que el flamenco, junto al vino y al caballo. Parece un tópico, pero si es así hay que decirlo. Ahora somos la ciudad europea del vino y estamos celebrando el setecientos cincuenta aniversario de la adhesión de Jerez a la Corona de Castilla y eso produce una sinergia en la que la idiosincrasia del flamenco, el vino y el caballo se ve reflejada y beneficiada en toda la actividad económica de la ciudad. Es como cuando vienen las motos, los coches, la Semana Santa o la Feria. Todo eso es muy importante. En cuanto a las peñas, cualquier visitante puede visitarlas, sobre todo los fines de semana. Hay espectáculos programados y si no los hay está la espontaneidad del cante, que solo se ve en las peñas, ya que en los bares se abolieron los cantes.   
 

— Pero ahora han vuelto a los tabancos .  
— Y hay que felicitar por ello a Tabancora, porque es algo que está muy bien. El vino, el tabanco, es algo que ha formado parte de nuestra tradición. En la época de nuestros padres no se preguntaba dónde vivía sino dónde paraba ya que en los años 60 había censados más de ochenta y cinco tabancos en Jerez. Recuerdo que mi padre hablaba del vino de medio tapón, que era un vino de mucho prestigio. Había infinidad de marcas y había gente que entendía, en Jerez había muy buenos bebedores, que no borrachos, sino gente que bebían con arte, saboreando. Esos tabancos fomentaban el flamenco. Allí se citaban artistas, toreros, pintores y te daban las tantas escuchando. Recuerdo a mi padre en el tabanco de la calle Zarza o en el Nono, en San Agustín, porque era muy aficionado a la caza y a todos los amigos de mi padre los he escuchado cantar. El caballo quizá no está tan identificado porque en un tu cada puedes  tener una buena  discografía o una buena caja de vino, pero no un caballo.
 

— ¿El momento actual del flamenco?   
— Está viviendo una catarsis. La gente de mi edad podríamos decir de forma sencilla y gratuita que está viviendo un mal momento. Pero eso es gratuito. Y es que no todo el mundo ha tenido la suerte de nacer, a nivel del flamenco, el año que nací yo. La gente de mi edad hemos tenido acceso a escuchar a tantos y tan buenos cantaores que se nos hace muy difícil calificar lo que hemos visto y lo que estamos viendo. Si somos honestos, el flamenco lo que está sufriendo es una recreación porque así lo requiere la sociedad y la juventud. Antes dejabas a tu novia a las 10 de la noche y ahora los niños salen a las 12 y llegan a las 10 de la mañana. Las costumbres cambian y la forma de divertirse. En mi época había un guateque y ahora un botellón. Tu madre escuchaba a Ama Rosa en la radio Philip y ahora hay cuatro millones de canales de televisión. Las redes sociales... Todo. El inconveniente antes era que para disfrutar el flamenco en toda su intensidad tenías que estar en vivo y en directo y teníamos el privilegio de conocer y escuchar e incluso de ser amigos de Tío Borrico, Agujetas padre, El Choza, Fernando Terremoto..., que podamos decir que hemos conocido a Fernando en persona y algunos incluso haber tenido el privilegio de haberlo conocido un poquito más, como es mi caso, por haberme casado con una mujer de La Asunción. Se lo dices a los jóvenes y te miran con respeto. Recuerdo al bisabuelo de mi mujer que me hablaba de Manuel Torre, su amigo Manuel, y me sentaba a escuchar a hablar de él, de Mojama. La época fue fantástica. Ahí está el disco Canta Jerez. Tío Borrico, Diamante Negro, Terremoto, Sordera, Romerito, El Guapo, que sigue entre nosotros, el padre de Agujetas, El Serna y no hablo de Luis de Pacote o Manuel Moneo, que sigue vivo, y gente que se ha ido como Fernandito Terremoto, con todo lo que había dicho y hecho en el cante siendo tan joven y lo que podría haber sido. Cogió la herencia de su padre con tanta intensidad que estaba llamado a pasar la historia, aunque ya ha pasado, pero podía haber roto todos los esquemas. Antes había cantidad y cualidad. Ahora la calidad está más mermada aunque la cantidad es ahora superior si metemos en el mismo saco de los artistas a todo el mundo y eso no es así.
 

Manuel Moreno estaba entusiasmado hablando de lo que fue, es y será el flamenco. No había que preguntarle. Era un torrente de historias.  
— Cuando entré en el tejido asociativo para que un cantaor fuera a una peña tenía que ser consolidado, con una trayectoria y, ahora, no. Incluso algunos tienen la osadía de decirte de entrada que cuánto van a cobrar. Eso es desprestigiar la tradición del cante flamenco. Eso es como antiguamente los novilleros llegaban y decían que querían torear y les decían que le dijese al padre que juntase y que cuando tuviese el dinero fuese. Eso les digo cuando preguntan, porque ya es importante para su curriculum haber estado en cualquier peña, eso les da prestigio. Hay que hacer concursos para que la gente se familiarice con los cantes de tradición..,..De todas maneras esto no se va a perder jamás. Esa vida propia que tiene el flamenco hace que esté renaciendo en el tiempo. Puede haber gente que no tenga las vivencias que he hablado antes pero si tienes afición te quedas en tu casa, le das a un botón y te sale Mojama, Manuel Torre, Tomás Pavón, Terremoto... El que tenga afición lo tiene más fácil que antes, que tenías que estar en el sitio y gastarte los billetes.   
 

— Me hablaba del pasado. ¿Y el  presente?
— Antes se era más anarquista, ahora se es más estudioso, pero evidentemente no es lo mismo, no es lo racial del cante de antes, pero hay cantaores jóvenes, jovencísimos, como Jesús Méndez, que tiene un gran proyección, que lo escuchas y dices este niño lleva el carril. Es muy joven y tiene tiempo de matizar el conocimiento, pero tiene voz, afición y, sobre todo, algo fundamental que es su condición humana. Es un gran profesional. Pero hay muy buenos cantaores, muy buenos aficionados como la familia del Mijita, que quitan el sentío, Alfonso El Mijita, su José, que hay que ver con qué dulzura y gitanería lo hace y los Moneo, ahí está el nieto de Manuel que está tocando la guitarra. Y no se puede hablar de Manuel como un viejo sino como un bastión importantísimo del flamenco, y a Ripoll, Mateo Soleá, Fernando de la Morena y gente con un conocimiento exhaustivo del cante aunque no sean artistas propiamente dicho, porque Jerez es tierra de cantaores. O sea que esa preocupación por el futuro del flamenco está remitiendo, no se va a perder. Lo que pasa es que hay momentos..., como la afición al tenis que existe porque está Nadal o a los coches, porque ha aparecido Fernando Alonso. Aquí ocurre lo mismo. El flamenco está en la Universidad, en las aulas de los colegios. Hay que darse cuenta de la importancia cultural que tiene el flamenco en esta parte de Andalucía. He ido a colegios con un cantaor, un guitarrista y los niños tienen inquietud por preguntar, por saber. Eso tiene que formar parte del conocimiento general. Si eres de Jerez es imprescindible, te guste o no, que sepas porque has nacido en un tierra que ha sido, es y seguirá siendo por los siglos de los siglos la raíz y la cuna del flamenco. Hay que saberlo sea ministro, juez o trabajador, porque el flamenco forma parte de nuestras raíces. ¿Quién no tiene un tío o un abuelo que cante un fandango? Esto lo tienen que procurar las personas que están en el poder. Las administraciones tienen que ser justas, pero velar porque el pueblo sea culto y se puede recortar, pero no cortar de un plumazo y hay que apoyar a las peñas que somos el último bastión al que pueden llegar los aficionados y donde puede surgir una fiesta de forma espontánea  y escuchar el cante que tiene una riqueza musical sin límites, es una de las derivaciones musicales de mayor complejidad. La gente que viene a aprender se maravilla de cómo esto ha nacido del corazón del pueblo, cuando no tenía acceso a la cultura. y se han mantenido en el tiempo tanto estilos de cantes, tantos matices musicales, tantos tonos dentro de la música. Si todo esto no ha perdido antes, yo creo que el flamenco no se va a perder jamás.
 

Palabra de Manuel Moreno, un hombre que ha dado toda su vida por apoyar, por trabajar por y para el flamenco.

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