La Policía gala ha detenido este martes a 57 activistas de Greenpeace que han empotrado su camión contra la puerta de acceso a una central nuclear de la compañía EDF, en Fessenheim, situada en la zona oriental de Francia.
Los activistas utilizaron un camión para atravesar las dos barreras de seguridad de la central nuclear a primera hora de la mañana, según han informado las autoridades locales. Posteriormente, la Policía rodeó las instalaciones y accedió a la central.
Los activistas colgaron pancartas en contra de la energía nuclear de la central de Fessenheim, la más antigua de todas las que están operativas en el país. Tras contener la protesta dentro de las instalaciones, otro grupo de activistas llegaron en balsas inflables y desplegaron nuevas pancartas.
El pasado mes de julio, otros 30 activistas fueron detenidos después de entrar en una central de EDF en Tricastin, en el sur del país. Greenpeace pretende que los dos reactores de la planta de Fessenheim, de 900 megavatios de potencia y que están operativos desde 1977, sean cerrados inmediatamente.
No obstante, el presidente francés, François Hollande, se ha comprometido a cerrarla en 2016 y a reducir la dependencia del país de la energía nuclear hasta el 50 por ciento, frente al 75 por ciento actual.
"La central de Fessenheim es un símbolo", ha asegurado el miembro de Greenpeace Cyrulle Cromier. "Este cierre debe ser el principio de otros en Europa para limitar los riesgos de accidente y financieros relacionados con las (plantas) más antiguas y comenzar una transición energética", ha añadido.
Greenpeace ha desplegado una gran pancarta desde el suelo de la central en la que se podía leer "Dejad de poner en riesgo a Europa". El organismo ha instado tanto a Hollande como a la canciller alemana, Angela Merkel, a mantener un compromiso con el uso de energías alternativas durante la próxima cumbre europea, programada para este jueves.
SEGURIDAD DE LA CENTRAL
El órgano de seguridad nuclear ha asegurado que la reciente protesta no ha supuesto ningún riesgo a la seguridad de la central de Fessenheim ya que los activistas no han podido entrar en la planta.
En este sentido, un portavoz de EDF ha afirmado que se ha incrementado la supervisión en la central y que se han tomado medidas cautelares, pero que la planta no ha sufrido ninguna consecuencia. La protesta "no ha tenido ningún impacto en la seguridad de la central y continúa funcionando con normalidad", ha asegurado.
Por su parte, el sindicato CGT ha asegurado que todas las centrales nucleares están en máxima alerta después del incidente.