Emilia Sevillano Pérez es una mujer amable, campechana, tremendamente sencilla, fácil de lengua que dice lo primero que se le pasa por la cabeza aunque luego te pide que lo borres y se le nota a la legua que es una persona en paz consigo misma, que ha tenido la suerte de ser protagonista de la vida democrática de este país desde la pequeña parcela de un acta de concejal en el Ayuntamiento.
Sólo un acta de concejal porque “antes mandaban dos o tres, los demás estábamos de relleno”, dice refiriéndose a lo que era la política cuando consiguió llegar al Ayuntamiento “con el partido de Adolfo Suárez”, la Unión de Centro Democrático (UCD) que encarriló una Transición que a punto estuvo de descarrilar. Antes mandaban dos o tres, lo mismo que ahora, pero las diferencias entre los concejales de antes y los de ahora, y de las concejalas porque en esta ocasión ellas son las protagonistas, son muchas.
Califica como “deprimente” el espectáculo que está dando una pequeña pero significativa parte de la clase política y dice con total convicción, mostrando las dos manos, que “salíamos con las manos vacías”, tal y como entraron. Y ella entró porque se lo pidieron, vio la posibilidad de trabajar por su pueblo, puso sobre la mesa su disposición de mujer hecha al trabajo, desde trabajadora del Ayuntamiento a profesora en la Compañía de María, y emprendió la aventura que ahora la devuelve a la actualidad.
Emilia Sevillano Pérez se dejó entrevistar para la televisión porque no sabía que iríamos con cámara, pero accedió y hasta colaboró para fijar el plano final en el que se desarrollaría la entrevista, en un lugar “que se vean mis padres”, en el luminoso salón de su casa. Y puso al entrevistador en su sitio para que también se viera.
La primera
Ella fue la primera concejala del Ayuntamiento de San Fernando en la época democrática actual, en el mandato 1979-1983 y asegura que no volvería a repetir por nada del mundo. No por falta de voluntad por ayudar sino por lo que es hoy en día la política.
En aquel salón de Plenos del palacio consistorial, donde se permitía fumar e incluso intercambiaba cigarrillos con un concejal del Partido Comunista –“si me hubiera visto mi madre”, dice de broma para afirmar que todos los concejales se llevaban bien independientemente de su ideología- puso la pica en Flandes que luego tomaría la concejala del PSOE María Jesús Castro Mateos, la segunda mujer en recoger el acta en el siguiente mandato corporativo.
Ahora, el Ayuntamiento isleño llevará a cabo este lunes un Pleno institucional para homenajear a las 37 mujeres que desde el año 1979 han sido concejales de la Corporación, coinciendo con la conmemoración durante este mes de abril del 35 aniversario de la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos.