Bajo el lema “Ponte en mi lugar”, se celebraba ayer en plena plaza de San Juan de Dios un evento por el que la Federación Gaditana de Discapacitados (Fegadi) invitaba a personas sin movilidad reducida a sentarse en una silla de ruedas y realizar un pequeño circuito para comprobar en primera persona las dificultades que acarrea el día a día para los discapacitados.
El circuito, organizado también por el Distrito Sanitario Bahía de Cádiz La Janda, tiene como excusa la conmemoración del 25 aniversario del Centro de Salud de la Merced y congregó a un buen puñado de ciudadanos interesados en la accesibilidad, muchos de los cuales comprobaron a lomos de una silla que pese a ir sobre ruedas, todo no salía todo tan rodado como imaginaban.
Desde las 10.00 horas y hasta las 13.00 horas estuvo instalado el circuito en la céntrica plaza gaditana, recorrido que tenía como obstáculos una puerta de entrada con el picaporte a una altura, un camino delimitado por conos, un escalón y una pendiente y tras un giro a derechas, una puerta de salida con el pomo a otra altura diferente a la primera.
Esto, que puede parecer una nimiedad, se convierte en una auténtica carrera de obstáculos para un profano en el mundo de la discapacidad. El solo hecho de ir en silla de ruedas ya da que pensar y ver con otros ojos cada escalón de acera, cada puerta de cafetería o entrada a un comercio o cada coche que bloquea una calle.
Estuvieron presentes en esta prueba del día a día para quienes necesitan una silla de ruedas para moverse algunos miembros de la flamante nueva Junta directiva de Fegadi, como su presidente Ángel Ginjaume o su secretaria, Nuria Álvarez, así como representantes del Distrito Sanitario Bahía de Cádiz La Janda, como la jefa del Servicio de Atención a la Ciudadanía, Manuela Lacida Baro, o la administrativa Carmen María Alonso Hidalgo, los cuales pudieron constatar cómo gaditanos y visitantes, en parte movidos por la curiosidad, en parte por el afán de integración, fueron sentándose en la silla de ruedas, completando el recorrido con mayor o menor acierto y sacando todos como conclusión la dificultad que entraña el tener reducida la movilidad y depender de una silla de ruedas para poder desplazarse.
La concienciación sobre la accesibilidad fue calando a lo largo de la mañana de ayer entre cuantos pasaron por San Juan de Dios. Aunque se haya avanzado mucho en este sentido, aún faltan caminos por hacer y puertas por abrir.