Antonio Estévez es un gaditano de 39 años que vio truncada su vida hace nueve cuando le cayó encima una horca desde siete metros de altura mientras trabajaba. A lo largo de todo este tiempo ha pasado un auténtico calvario, ha visitado a infinidad de médicos, pero nada le ha salvado de quedar impedido para cualquier trabajo. Este maestro encofrador apenas puede caminar, tiene el torso completamente desviado, y como él mismo dice “está vivo de milagro”.
Ahora ha decidido demandar a un médico de la aseguradora Asepeyo por una supuesta negligencia. En junio ingresó en Madrid para recibir un tratamiento especializado en unidad del dolor. En concreto, se le iba a colocar un neuroestimulador en la espalda con el fin de paliar el fuerte dolor que sufre desde el accidente, puesto que todos los tratamientos anteriores fracasaron. Según Antonio, el médico denunciado optó por sustituir este tratamiento por parches de lidocaina. El enfermo asegura que “no esperó a obsevar si el tratamiento producía alguna reacción adversa”, dándole el alta y enviándolo de nuevo a Cádiz en una ambulancia con la única compañía del conductor.
Durante el camino, el denunciante empezó a encontrarse mal, obligando al chófer a parar en medio de la autopista para luego desviar la ambulancia hasta el hospital de Asepeyo más cercano, en concreto al Infanta Luisa de Sevilla, donde se le retiraron los parches al ver que presentaba un cuadro sincopal, tras lo cual mejoró del todo.
Antonio ha querido dar a conocer su historia para que no vuelva a ocurrir.