La pasada semana, más de un padre del CEIP San José Obrero se llevó las manos a la cabeza tras enterarse que el propio centro había pedido a las familias que quisieran que colaborasen en las tareas de pintado de hasta al menos nueve o diez clases. Una propuesta que, como explicaron algunos de estos padres a este periódico, venía motivada por una decisión de la dirección, cansada de llevar años esperando a que el Ayuntamiento ejecutara estas actuaciones pese a ser de su competencia, puesto que se tratan de obras de mantenimiento. Por ello, al considerar que determinadas aulas no podían empezar un curso más así, el colegio adquirió la pintura y solicitó como favor personal a los padres si pudieran participar. Así se hizo en los primeros días de la pasada semana antes de empezar las clases, y se volvió a hacer el pasado viernes, en una decisión que ha generado controversia en el Ayuntamiento.
La propia delegada de Educación, Lidia Menacho, se mostró dolida y no ocultó su enfado por esta medida después de asegurar que no ha recibido ninguna solicitud del colegio urgiéndole a la necesidad de proceder al pintado de una serie de clases. Unas manifestaciones que, sin embargo, no han impedido a los padres continuar con las labores estos días para dar tiempo a que las clases se ventilen y puedan acoger a los alumnos con normalidad mañana lunes.
