Las obras en el parque de La Alameda están perjudicando “gravemente” la actividad comercial de la zona. Los responsables de los comercios aledaños al parque se muestran “muy preocupados” por las pérdidas económicas que están sufriendo desde que comenzaran las obras. Se han quedado prácticamente aislados.
Los vehículos que circulan por Adarves Bajos no pueden parar por los pinetes de las aceras, los peatones no tienen acceso directo a la calle desde el parque porque éste está totalmente levantado y vallado por las obras. El paso de peatones queda prohibido y estos tienen que dar un gran rodeo para acceder a los comercios de siempre.
El cambio de acceso para los alumnos del colegio 'Jesús y María' ha dejado menos afluencia en la zona y los comerciantes lo están notando.
Denuncian que la actividad en las obras es lenta, que raramente hay más de cuatro personas trabajando y que ningún operario ni técnico municipal se ha puesto en contacto con los comerciantes para advertirles del tiempo que permanecerán los accesos a las calles comerciales cerrados.
Las pérdidas llegan al 60% en tiendas de alimentación como la que regenta Florentina Grigorita, frente al convento de Las Bernardas. “La afluencia de clientes ha bajado muchísimo. No sé cuánto tiempo podré seguir así”, valora la joven, que lleva más de cinco años en el establecimiento. Los proveedores llegan y no pueden descargar, los clientes que antes aparcaban ya no pueden y el flujo de personas que salían a caminar o a jugar con los pequeños ya no lo hacen. “Quien quiere venir a comprar tiene que dar muchas vueltas para llegar”, aclara la comerciante.
Ante la llegada de la Feria de San Lucas y la cercanía al recinto ferial, los comerciantes tenían esperanzas de recuperarse, pero la situación seguirá igual porque el acceso desde el parque a calles anexas está cercado para peatones y vehículos.
Es la situación de los comerciantes de Adarves Bajos. En la tienda Campigmanía la historia se repite. Según argumenta su responsable, Luis Barranco, ya ni siquiera hay cliente de escaparate. “Sólo pasan vehículos y algún cliente me ha hecho una consulta desde el coche. Te dicen que volverán, pero con las obras es más complicado el acceso”, reconoce Luis Barranco.
Las obras de La Alameda son también tema de conversación en la peluquería de Enrique de la Chica, que asegura que la clientela ha comenzado a bajar en el mes de septiembre. Es un negocio conocido y las imposibilidades que están originando las obras, le está pasando factura.
Según la última confirmación municipal, las obras tienen un plazo de ejecución de siete meses y para el mes de marzo de 2015 han de estar concluidas. Es una zona de gran extensión, un obra de 4.000 metros cuadrados de calzada, en el perímetro del parque, y más de 7.000 de pavimentaciones.
