La primera de las fotografías fue tomada al mediodía del viernes 9 de octubre, víspera del largo puente del Día de la Fiesta Nacional de España. La calle estuvo cortada a la altura de la calle Lista hasta el martes 13 pasado (No hay servicios de urgencias para estas cosas). Ese día aparecieron los carteles de cortada por obras y algunos incluso llegaron a imaginarse que se trataba de las obras de rehabilitación integral de la calle San Nicolás, que enlazará con la calle San Diego para atravesar la calle Real.
El miércoles ya no había vallas y el tráfico se había restablecido. El socavón, ocasionado por el agua que había erosionado el vetusto sistema de alcantarillado de la calle -el mismo sistema que ocasionó un Jueves Santo por la mañana que a una máquina municipal se la tragara la tierra en la esquina del Bar la Sacristía, a pocas horas para que saliera el Nazareno- se había rellenado con arena, simplemente, y a los dos días ya se notaba que iba cediendo al paso de los vehículos.
Las dos fotos siguientes son de las nueve de la noche de este lunes, con las vallas puestas de nuevo y las señales luminosas. La calle cortada de nuevo porque alguien pagó para que le hicieran una chapuza que no ha servido para nada. Sólo para comprobar el control que existe sobre las obras y la poca consideración con la seguridad de las personas, porque dos días antes de que estas lluvias se hayan llevado la arena con la que taparon el agujero, ya era peligroso para vehículos de dos ruedas, dado el desnivel que habían ocasionado las lluvias del fin de semana.
Una chapuza es siempre una chapuza. Ni Pepe Gotera y Otilio.
