El parlamento de Birmania (Myanmar) se constituye hoy con los nuevos diputados elegidos en las últimas elecciones, y en el que el partido de la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, tendrá mayoría suficiente para formar gobierno.
La opositora Liga Nacional para la Democracia (NLD) de Suu Kyi obtuvo el 80 por ciento de los escaños en disputa en el legislativo en los comicios de noviembre, los primeros tras la disolución en 2011 del último de los regímenes militares que gobernaron el país durante 49 años.
Parlamento y gobierno seguirán estando condicionados por los militares, a quienes la Constitución reserva una cuarta parte de los diputados, lo que les permite bloquear cualquier intento de reforma de la Carta Magna, y controlar ministerios clave como Defensa, Interior y Fronteras.
En la primera sesión parlamentaria se elegirán los presidentes de las Cámara Alta y la Cámara Baja, antes de que éstas propongan dos de los tres candidatos a presidente del país, el tercero de los cuales será propuesto por el Ejército, y cuya elección se hará en marzo.
Entre estos no estará Suu Kyi debido a una disposición de la Constitución hecha a medida que veta para estos cargos a candidatos con familiares extranjeros, que es el caso de la líder de la NLD, cuyos dos hijos tienen pasaporte británico.
Pese a ello, Suu Kyi aseguró antes de las elecciones que estará por encima del presidente y liderará el próximo Gobierno, que a principios de abril sustituirá al formado por exgenerales de la última junta militar, si bien no ha aclarado cómo.
En su última comparecencia parlamentaria el presidente saliente, Thein Sein, celebró el jueves pasado la transición democrática iniciada hace cuatro años.
Birmania estuvo gobernada por regímenes militares desde 1962 hasta 2011, cuando la última junta traspasó el poder a un Gobierno civil afín que dirigido por Thein Sein, último primer ministro de la dictadura, empezó a aplicar reformas políticas, económicas y sociales para establecer una "democracia disciplinada".
La NLD ganó también con mayoría abrumadora los comicios de 1990, pero los generales derrotados desacataron el resultado, continuaron en el poder y no volvieron a convocar a los birmanos a las urnas hasta 2010, en un plebiscito que se celebró con el boicot del movimiento democrático de Suu Kyi.