La ciudad de Morelia, que será visitada este martes por el papa Francisco, es uno de los referentes de la belleza de arquitectura en México, pero también un sitio marcado por la violencia como capital del estado de Michoacán, maltratado durante años por el crimen organizado.
Situada en el centro del país, Morelia ha sido escenario de numerosos hechos violentos los últimos años, entre ellos el atentado terrorista del 15 de septiembre de 2008, cuando los habitantes celebraban el aniversario 198 del inicio de la gesta independentista de México.
Ese día el centro de la ciudad fue atacado con dos granadas de fragmentación que dejaron ocho muertos y un centenar de heridos, una cifra de víctimas que se sumó a la de una espiral de crímenes relacionados con el narcotráfico y la delincuencia común.
Michoacán registra en lo que va de año un promedio de tres muertes por tiroteos cada día; en la capital, donde está la mayor concentración de fuerzas de seguridad, el drama es menor, pero la ciudad también ha recibido duros goles.
Con 274 kilómetros de litoral en el Pacífico, Michoacán es uno de los sitios preferidos de los delincuentes para el trasiego de droga a Estados Unidos.
Si bien las autoridades han insistido en el desmoronamiento del cártel de la Familia michoacana, el territorio no está libre del crimen organizado.
Según la Procuraduría General de la República (fiscalía), en Michoacán actúan las bandas de los Caballeros Templarios, la Familia, Guerreros Unidos, los Viagras y los cárteles Jalisco Nueva Generación, del Golfo y de Sinaloa, cuya presencia pone en jaque a las autoridades.
Consecuencia de la violencia de los cárteles, en 2013 surgieron en la zona los grupos de autodefensa, formados por civiles que se armaron para combatir a los delincuentes y cuya disolución anunció este mes el gobernador, Silvano Aureoles.
Por otro lado, Morelia tiene una gran tradición cultural con una activa vida cinematográfica, teatral, literaria y museística, y más de un millar de monumentos históricos, civiles o religiosos, gran parte de ellos en el centro, declarado en 1991 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El estilo barroco de los monumentos, su equilibrio arquitectónico y su belleza con sus piedras color rosa prometen cautivar a Francisco.
Sobresalen entre ellos el Acueducto, cuya construcción fue ordenada por Fray Antonio de San Miguel en 1785, y la Catedral, edificada entre 1660 y 1744, con influencia tanto barroca como neoclásica.
Como sucede en muchos sitios principales de México, en Morelia el pontífice se moverá en una ciudad de contrastes, hermosa pero que estuvo hasta hace poco en una lista negra de las autoridades estadounidenses que aconsejaban a sus ciudadanos no visitarla a causa de la violencia criminal.