El Gobierno de Gibraltar prepara la legislación que exigirá el registro de las huellas genéticas de los perros. Este avance se enmarca en la amplia gama de cambios legislativos relacionados con el cuidado de mascotas y se suma a la introducción reciente de la obligación de marcar a los perros con microchips, que contó con muy buena acogida.
El Ministro de Medio Ambiente, John Cortés, se ha reunido con las partes interesadas, entre las que cabe destacar a los dueños de animales, la clínica veterinaria de Gibraltar, la Policía Real de Gibraltar (Royal Gibraltar Police, RGP) y la Agencia Medioambiental (Environment Agency) para debatir temas de interés relacionados con las mascotas, entre ellos, el problema que plantean los excrementos caninos.
En este sentido, la Agencia Medioambiental ha trabajado en los colegios con el fin de concienciar sobre los peligros que esto implica, y la RGP ha vigilado los puntos donde más suelen encontrarse. Asimismo, se han instalado cámaras de seguridad. Estas medidas han logrado reducir la acumulación de excrementos caninos en las zonas vigiladas por las patrullas de la policía o las cámaras, pero los propietarios irresponsables se han trasladado a otras zonas.
También se han introducido otras medidas, como la colocación de carteles diseñados por niños o destacar el tema de los excrementos caninos.
Desafortunadamente, puesto que sólo es posible perseguir estas infracciones si se pilla al propietario in fraganti, los propietarios irresponsables saben que se pueden salir con la suya si no son descubiertos o grabados por las cámaras en ese momento.
Mediante el registro de huellas genéticas, será posible identificar a la persona registrada como dueño del animal incluso al cabo del tiempo. Se está revisando la legislación de forma que los dueños puedan ser pasibles de enjuiciamiento o castigados con multas y se prevé que estas modificaciones entren en vigor en los próximos meses.
El Ministro de Medio Ambiente, John Cortés, comentó: “Llevamos dos años trabajando duro para luchar contra el problema de los excrementos de perro, esfuerzos que han dado frutos, aunque limitados. El coste del registro de huellas genéticas se ha reducido enormemente y esto nos permite introducir un sistema en el que los dueños infractores serán conscientes de que su comportamiento irresponsable e incívico no quedará impune”.