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Jueves 31/10/2024
 

sociedad

Mercados de matrimonios, la esperanza de los chinos de emparejar

En un país donde la tecnología reina en la vida de las nuevas generaciones, sobrevive sin embargo una antigua tradición, los mercados de matrimonios

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  • Contaminación en China -

En un país donde la tecnología reina en la vida de las nuevas generaciones, sobrevive sin embargo una antigua tradición, los mercados de matrimonios, donde los padres chinos con hijos solteros acuden con la esperanza de encontrar un buen marido o esposa para sus vástagos.

Hao nació en 1978 y vive en Nueva Zelanda. Mide 1,77 metros y pesa 70 kilos. Tiene un buen sueldo, propiedades y ganó un premio escolar. Las interesadas, pueden llamar a su madre por teléfono. Ella establecerá después el filtro de las potenciales candidatas a darle nietos.

El de este hombre que no fuma, ni bebe, ni apuesta es uno de los miles de carteles que descansan en la acera, en escaleras o sobre paraguas, rudimentarios expositores de los solteros en el mercado.


Es medio día en el centro de la ciudad de Shanghái (este de China) y el Parque del Pueblo está en plena ebullición. Como cada fin semana y a falta de pocos días para el día del amor por excelencia, San Valentín, centenares de personas se pasean para ver si entre tantos papeles con fotos y datos encuentran algo interesante.

Este mercado de matrimonios es uno de los más populares de China, un país en el que los padres se resisten a que sus hijos elijan la soltería como forma de vida, pese a que las estadísticas confirman que esta tendencia va en aumento.

"Vengo cada vez que puedo, es el mercado de contactos más grande que encontramos en Shanghái. Quiero ayudar a mi hija porque en el extranjero creo que puede tener opciones limitadas, por eso quiero intentarlo aquí", cuenta a Efe Shen Xiaping, quien tiene una hija de 30 años, sin pareja, que trabaja en España.

Casi cada semana acude al parque a buscar potenciales candidatos. Lo más importante, que sea un chico responsable y con unos orígenes familiares similares a los suyos.

"Es una tradición china antigua, queremos que nuestras hijas se establezcan", apunta. En el caso de encontrar a algún candidato ideal, intercambia los datos de contacto con los padres del muchacho y se los envía a ella para que puedan empezar a charlar.

Aunque este mercado aparece entre los atractivos turísticos de la ciudad en toda guía de viajes, los extranjeros y las fotografías no son siempre bienvenidos, pues los padres se toman muy en serio su misión.

Pasan horas sentados junto a sus carteles, a la espera de propuestas de otros padres y de jóvenes como Yuanbin Xiao, de 26 años, un ingeniero que dice estar ya dispuesto a asentarse con una mujer sencilla.

"Las chicas de Shanghái piden demasiado de los chicos, quieren una calidad de vida muy alta y piden mucho de los hombres", cuenta a Efe. Viene al mercado buscando algo diferente.

En el mercado hay jóvenes pero los más habituales son los padres, en quienes permanece todavía una fuerte creencia de que sus hijos tienen que vivir en pareja, hasta el punto de sacrificar su tiempo para lograr este propósito.

El no estar casado en China ha sido visto tradicionalmente como una anormalidad y un estigma, algo que poco a poco está cambiando, sobre todo en las grandes ciudades, donde los solteros ya no son tan mal vistos.

Según datos del Ministerio de Asuntos Civiles, los solteros en el país pasaron de ser el 6 % de la población en el año 1990 al 15 % en el 2016, unos 200 millones de personas. Entre otros factores, el aumento de la soltería está viniendo de la mano de la emancipación de la mujer.

En un país donde por tradición el hombre está llamado a proveer el sustento económico en el hogar, cada vez hay más mujeres independientes y con buenos trabajos que no quieren casarse. Según un artículo publicado por el diario local Shanghái Daily, el 36 % de las solteras en China no están buscando un marido.

De hecho, muchos de los solteros "subastados" en mercados como el de People's Park desconocen que sus padres están ahí, pasando horas y frío, decidiendo a menudo en vano sobre un futuro que ellos ven bien distinto.

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