Saif al Islam, uno de los hijos de Muamar al Gadafi, fue puesto en total libertad, anunció la milicia que lo retenía desde hace más de seis años en la ciudad occidental libia de Zintan.
En un comunicado difundido a los medios, la milicia "Abu Bakr al Siddiq" explicó que el segundo vástago del dictador derrocado y uno de sus favoritos fue liberado el viernes y de inmediato abandonó la ciudad en la que fue capturado en noviembre de 2011, poco después del asesinato de su progenitor.
"Hemos decidido liberar a Saif al Islam al Gadafi. Ahora es libre completamente. Confirmamos que abandonó Zintan en el mismo momento de su liberación, ayer 14 de Ramadán", subrayó la milicia en su nota.
Horas después de confirmarse la noticia, el diario digital local "Libyan Express" reveló que Saif, sobre el que pesa una orden de busca y captura emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), había sido trasladado a la ciudad oriental de Al Bauda, sede del gobierno del este de Libia.
"Se encuentra en compañía de miembros de su tribu y de su familia y en "las próximas horas se dirigirá al pueblo libio", agregó la publicación.
Carente de poder efectivo, el Ejecutivo de Al Bayda está bajo el auspicio del Parlamento de Tobruk -única institución libia que conserva legitimidad popular y reconocimiento internacional- y el control del mariscal Jalifa Hafter, jefe del Ejercito Nacional Libio (LNA) y uno de los hombres fuertes del país.
Semanas atrás, el ministerio de Justicia dependiente de Tobruk concedió una amnistía para Saif, al que el CPI acusa de crímenes contra la humanidad al considerar que ordenó matar y torturar a sus conciudadanos durante el alzamiento rebelde de 2011 que acabó con la dictadura de su progenitor.
En base a esas acusaciones, en 2015 un tribunal de Trípoli le condenó en ausencia a muerte tras un juicio criticado por sus presuntas irregularidades.
Licenciado en la London School of Economics en 2008, Saif al Islam se convirtió en esos años en la cara amable del régimen de Al Gadafi, en un posible sucesor bien conectado en el Reino Unido e Italia que trataba de sostener el intento de la reconciliación de su padre con la comunidad internacional.
Una política que mantuvo en los primeros meses del estallido de la revolución libia y la intervención de la OTAN al proponer la celebración de elecciones, oferta que fue rechazada por los rebeldes y la comunidad internacional.
Bajo busca y captura del CPI desde junio de se año, fue capturado en la ciudad meridional de Sebha por las milicias de Zintan el 19 de noviembre de 2011, un mes después del asesinato a golpes de su padre en la ciudad central de Sirte, cuando al parecer trataba de huir del país a través de la frontera con Níger y trasladado a Zintan.
En 28 de julio de 2015, y tras un juicio muy criticado, fue condenado a muerte en ausencia por un tribunal de Trípoli, sentencia que no fue reconocida por sus captores, que siempre se negaron a entregarlo tanto a las diferentes autoridades en la capital como al tribunal internacional.
Desde julio del pasado año vivía en un régimen de semi libertad, controlado aún por las milicias de Zintan, aliadas del mariscal Hafter, pero con libertad para recibir a todo tipo de visitantes.
Designado jefe de las tribus del oeste de Libia, ha formado una plataforma de nostálgicos del antiguo régimen muy activos en Túnez y en el oeste de Trípoli, desde la que se pide el regreso al poder de la familia Al Gadafi como única vía para solventar la crisis que atraviesa el país.
Medios locales aseguraron semanas atrás que el hijo del dictador había sobrevivido "por poco" a un intento de asesinato en la casa en la que se residía en Zintan, al parecer obra de un hombre que exigía que se aplicara la sentencia del tribunal de Trípoli.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de al Gadafi.
Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo de Hafter, que controla más de 60 por ciento del país.
A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial libio, y decenas de grupos armados que todo tipo que cambian a menudo de alianzas.
La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso de personas.
También de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al grupo yihadista Estado Islámico como a la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país.