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Viernes 01/11/2024
 

San Fernando

La Isla, la Unión Soviética y un mapa de la Guerra Fría de 1973

El Servicio Cartográfico de la extinta URSS elaboró entre 1971 y 1976 hasta 35 mapas de España con una gran riqueza y uno de ellos era de San Fernando.

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  • El mapa de San Fernando. -
  • Eran localidades que tenían un alto interés desde el punto de vista estrátegico y militar

El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña adquirió a finales de los años noventa, coincidiendo con la desintegración de la Unión Soviética, parte de los fondos producidos por esta antigua potencia referidos a España. Entre ellos se encontraba una serie a escala 1:10.000 referida a las principales ciudades españolas, que hasta 2014 no se puso a disposición del público en la cartoteca digital del ICGC.

Andalucía ha jugado históricamente un papel estratégico por su posición entre dos mares y dos continentes, que se acusa en la segunda mitad del siglo XX con la polarización del mundo en dos potencias hegemónicas: la URSS y los Estados Unidos. La elaboración de esta cartografía en el primer lustro de los años setenta se corresponde con un periodo en que la conocida como Guerra Fría estaba lejos de una fase de distensión, y en el que Andalucía -por la presencia de las bases norteamericanas- ocupaba un importante papel en el sistema defensivo-ofensivo de Occidente.

El planteamiento estratégico del Pentágono a partir de 1950 era que la Península Ibérica podía ser, por su posición geográfica, el último reducto de defensa en Europa Occidental y que las bases aéreas y navales en España eran fundamentales para completar su periferia defensiva. En 1953 se firman los Pactos de Madrid, acuerdo hispano-norteamericano de defensa, y como consecuencia se localizan en Andalucía algunas de las principales infraestructuras y se concentran el mayor número de bases previstas.


Los ocho planos

Los ocho planos urbanos de las ciudades andaluzas -Algeciras, Cádiz, Málaga, Gibraltar-La Línea, San Fernando, Granada, Jerez de la Frontera y Sevilla-, fueron levantados por el Servicio Cartográfico de la Unión Soviética entre 1971 y 1976 y editados, cada uno de ellos, dos años después. Las ciudades elegidas lo fueron por su interés estratégico, militar y económico, destacando aquellas relacionadas con el Estrecho de Gibraltar. Llama la atención el hecho de que no exista constancia de la hoja de Córdoba, ciudad que, por su interés económico y por ser un punto clave en las comunicaciones en el Sur de la Península, tiene un gran valor estratégico, aunque se desconoce si ha llegado a editarse, pues es posible que no haya llegado un ejemplar hasta la cartoteca del ICGC porque no estaba disponible. También es posible que el proyecto no llegase a culminarse.

El peso de las ciudades andaluzas en este fondo cartográfico en relación al conjunto de las ciudades españolas es importante: 8 ciudades de las 35 disponibles. También es muy significativo que las primeras en levantarse fueran las directamente relacionadas con el Estrecho de Gibraltar: Algeciras no solo fue la primera (1971) de la Península, sino también de todas las de Europa Occidental disponibles en el fondo del ICGC.

Uno de los elementos más sorprendentes de estos mapas es su gran nivel de detalle. En aquellos años, en España, sólo existían mapas topográficos publicados a escala 1:10.000 de contadas ciudades, y los disponibles estaban muy desfasados. De hecho, la formación del actual Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25.000 no comenzó hasta 1975 y se concibió como una serie limitada a zonas de especial interés: periferia costera, áreas fronterizas y grandes núcleos urbanos.

Por ello sorprende la riqueza de contenidos y la escala de esta serie, cuya elaboración debió de incorporar las últimas tecnologías de reconocimiento territorial disponibles por la industria militar soviética. Las cartelas y el resto de la información marginal no aportan información útil para conocer como fueron elaborados, ni qué fuentes se usaron, y la búsqueda de bibliografía sobre esta serie ha sido infructuosa.

De su análisis queda patente que se trata de una cartografía que combina una gran cantidad de información con una cuidada expresión formal, siendo el resultado un producto de gran interés práctico y de un indudable atractivo estético. La riqueza y detalle de sus contenidos -sólo las hojas de Sevilla incluyen en su leyenda 158 referencias localizadas con coordenadas alfanuméricas-, hace pensar que su elaboración debió de estar fundamentada en la fotointerpretación exhaustiva de imágenes de alta resolución, que, ante la imposibilidad de realizar vuelos con aviones de reconocimiento fotográfico, tendrían que haber sido adquiridas desde satélites artificiales. No hay que olvidar que la Unión Soviética disponía de satélites de observación de la tierra, como los Zenit-4, explotados entre los años 1963 y 1970, que estaban equipados con una cámara fotográfica de alta resolución capaces de obtener fotografías de entre 1 y 2 metros de cualquier lugar del mundo, y que en 1970 aparecieron los Zenit-4MK, que existieron hasta 1980, los cuales podían colocarse en una órbita más baja y obtener así una resolución y una calidad de imágenes más altas. En 1977 comenzaron su vida operacional los satélites Yantar, cuyas fotografías alcanzaban resoluciones de unos 50 centímetros. Como nota curiosa, la mayoría de estos satélites espías portaban sistemas analógicos de fotografía que eran enviados a la Tierra en “cápsulas de descenso”, dotadas de un paracaídas y un sistema de radiobalizas que permitía la localización y recuperación de las películas fotográficas y de las cámaras utilizadas durante la misión.

Además de las imágenes de alta resolución, los contenidos de estos mapas muestran que se hubo de hacer uso de la cartografía española preexistente, que, aunque de escalas de menor detalle y desfasadas, fue imprescindible para plasmar elementos como la toponimia, la clasificación de las infraestructuras, la altimetría , la batimetría y otros tipos de informaciones. De hecho, y debido a la insuficiencia de cartografía topográfica española con el detalle y la actualización necesarios, se identifican algunos errores provocados quizás por el uso de información desfasada.

‘Secretos’

En su contenido queda claro su carácter militar, pues en la cabecera aparece:En su contenido queda claro su carácter militar, pues en la cabecera aparece: ГЕНЕРАЛЬНЫЙ ШТАБ (Estado Mayor) y en el margen superior derecho aparece destacado su carácter СЕКРЕТНО (secreto). En el margen inferior derecho aparece el año de compilación de la obra (Составлено в 1973 г.) y el nombre y cargo del oficial responsable.

El título de cada hoja aparece en el centro del margen superior, con el nombre de la ciudad, el sistema de numeración de la cartografía soviética y la fecha de edición. El sistema de numeración parece seguir un criterio similar al de la cartografía del Departamento de Defensa de los Estados Unidos: las hojas del 1:10.000 se obtenían de la subdivisión en cuatro de las hojas del 1.25.000, con lo que se obtenía un ámbito de 20’30” de latitud y 3’45” de longitud. No obstante, las hojas de la cartografía urbana que ocupan este reportaje comprenden una extensión proporcional a las dimensiones de la ciudad y no se ajusta al cuarto del 25.000. En este caso, el sistema de numeración que se utiliza, J-29-96, J-30-95, etc., parte de asignarle a cada hoja la del 25.000 y se añade un número más (Granada J-30-101).

En el ángulo superior izquierdo aparece la demarcación territorial: España, provincia de…, nombre de la ciudad y el sistema de referencia cartográfico: 1942r. En el margen inferior recoge el resto de la información: número de hoja, gráfico de localización, escala gráfica, la equivalencia literal (1 centímetro: 100 metros), equidistancias de las curvas de nivel (20 metros en el caso de Sevilla) y el error medio cifrado en ± 50 m.

Las claves de los signos convencionales distinguen aquellos elementos de interés militar: objetivos militar-industrial y edificios singulares que comprenden zonas industriales, estaciones de ferrocarril (coloreadas en negro); objetivos militares, objetivos de comunicación y edificios singulares que comprenden instalaciones militares, depósitos de combustible y centros de telecomunicaciones (azul); y oficinas administrativas del distrito gubernamental que comprenden edificios oficiales (carmesí). También se distinguen los cuarteles en proyecto y los barrios densamente construidos con edificaciones en altura.

La topografía se completa en las zonas marinas con una exhaustiva información batimétrica, lo cual es inusual. La cartografía tiene también un importante y rico repertorio toponímico, que es enriquecido con el callejero, con un nivel diverso de cobertura. Este último es un elemento sorprendente, pues las agencias cartográficas de España (IGN) y de Andalucía (IECA), no se dotaron de un callejero hasta entrado el nuevo milenio, y solo los ayuntamientos y el catastro contaban con cartografía con callejeros, con un nivel muy desigual de actualización.

Cada plano se completa con un recuadro con información literal sobre la ciudad y su entorno. La primera columna de datos se titula: lista de objetos importantes, la central lista de nombres de calles y por último en referencia se recoge una información general sobre la ciudad, descripción geográfica, instalaciones de transportes y otras utilidades.

Se observa cómo se resaltan en diversos colores los edificios e infraestructuras de interés militar: edificios administrativos, cuarteles, instalaciones portuarias y ferroviarias, asentamientos industriales, etc. Pese a que se observa cierta desactualización de algunos datos (lo cual denota que el trabajo de campo, si existió, fue incompleto), queda patente que esta cartografía tuvo que suponer un enorme esfuerzo a su productor, y más aún si se tiene en cuenta que en los inicios de la década de los 70 del siglo XX, el Instituto Geográfico Nacional no disponía de cartografía a escala 1.10.000 de las ciudades españolas, y que el Servicio Geográfico del Ejército sólo disponía de cartografía a escala 1.10.000 de muy contadas ciudades españolas.

Andalucía no contaría con cartografía a escala 1.10.000 hasta 1992, y fue la segunda comunidad autónoma tras Cataluña en dotarse de una cartografía básica a una escala territorial de tanto detalle. Esta circunstancia hace más relevante el esfuerzo realizado por la Unión Soviética para dotarse de cartografía de ciudades de interés estratégico en una fecha tan temprana y sin referencias previas. (Fuente Instituto de Cartografía y Estadísticas de Andalucía)

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