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Jerez lo negó todo con Joaquín Sabina

El Estadio Municipal de Chapín acogió el concierto del cantautor de Úbeda, que volvía tras una década, cuando actuó con Joan Manuel Serrat

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  • Joaquín Sabina en Jerez -

Diez años han sido muchos para tener a Sabina de nuevo en Jerez, poniendo el Estadio Municipal de Chapín de nuevo a sus pies. Negarlo todo no es suficiente, es algo obvio.La legión de sabineros es tan insaciable como numerosa y estos no solo aguardaban las letras y acordes del nuevo álbum del artista jiennense, ni mucho menos. Los parroquianos del bombín exigieron tras una década de espera y, cómo no, el «Flaco» respondió.

De cualquier manera, «Lo niego todo»trajo de nuevo a Joaquín Sabina a Jerez, con aires renovados pero con la banda de siempre, su«núcleo duro», al que se suma alguna incorporación en esta nueva gira que volvía de vacaciones tras un mes de agosto en stand by. No con la frente marchita pero sí con la voz rasgada a la que el públicose acostumbró hace ya mucho tiempo, Sabina demostró que aunque la edad no perdona, el «trovador cascado» sigue siendo profeta en la Andalucía de la que es Hijo Predilecto.

Chapín presentaba una disposición un tanto extraña, con el escenario tapando las ventanas del hotel, dejando el fondo norte y una pequeña parte de preferencia para el público, así como las sillas a pie de escenario. El cantautor, pese al ambiente algo frío por la disposición de las localidades, se afanaba en piropear a Jerez, «uno de los mejores lugares del mundo», y a la Bahía de Cádiz, en donde veranea desde hace 15 años –en Rota–.

Arrancaba el espectáculo con sus nuevos temas, de entre los que destacaron «Sin pena ni gloria»,«Noches de domingo» y«Lágrimas de mármol», esta última con influencias claras del cantautor español –y productor del álbum– Leiva. Aquello de «superviviente, sí, ¡maldita sea» despertó las gargantas de los parroquianos casi tanto como los clásicos que cerrarían el concierto por todo lo alto.

Entre tanto, sus músicos entraron en escena en los ya tradicionaleskit-kat’s del «profeta del vicio». Mención especial para la onubense Mara Barros, que interpretó «Hace tiempo que no», canción escrita por el propio Sabina tras una charla con Gabriel García Márquez, el«Gabo», y que la corista andaluza recoge en su último disco «Por motivos personales». Su inseparable Pacho Varona –«oiga, Pancho Varona…»– interpretó «La del pirata cojo», recibiendo el cariño de los sabineros, sobre todo en la estrofa en la que desea ser«gitanito en Jerez». Antonio García de Diego,«el músico más completo que he visto sobre un escenario» -aseguró Sabina-retomaba «A la orilla de la chimenea», como en la gira «500 noches para una crisis». Por último, el guitarrista Jaime Asúa –«el tío que canta mis rock n’roll mejor que yo mismo», afirmó el ubetense– interpretó «Seis de la mañana», acompañado de Mara Barros, JosemiSagaste al saxofón, Pedro Barceló en la batería y la argentina Laura Gómez Palma al bajo, completando así el elenco de acompañantes de uno de los cantautores más genuinos del siglo pasado y también del actual.

Y cambio de tercio. Un leve remozado con cambio de sombrero y de vuelta a hacer vibrar al Municipal de Chapín. Aparecieron temas tan míticos como brillantes como «Por el bulevar de los sueños rotos», «Y sin embargo» –con el ciclón Mara Barros y «Me lo dijeron mil veces…»–, «Ruido», «Una canción para la Magdalena», «Noches de boda», cerrando la velada con «Y nos dieron las diez». Fue ahí cuando el público más parecía estar en consonancia con el artista, por momentos recordando al concierto con Serrat en el mismo escenario.

Una velada única, con mirada en el pasado y en el presente que a algunos dejó insatisfechos aunque, no obstante, nunca habrá hartazgo con Joaquín Sabina sobre las tablas.

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