Los tres facultativos del Instituto Nacional de Toxicología que analizaron, entre otro material, tres toallas de la vivienda donde fueron hallados los cuerpos de un padre y su hija de ocho años en abril de 2013 en Almonte (Huelva) han asegurado este martes que en las tres se halló ADN del único acusado por este hechos, F.J.M.
Durante su declaración en el juicio, los peritos han asegurado que las muestras contienen perfil genético de manera "repetitiva y reproducible", es decir, que consideran que la presencia no es un hallazgo ocasional dado la cantidad y calidad del perfil genético analizado.
Asimismo, han asegurado que sus conclusiones permiten señalar que la transferencia de ADN fue directa, aunque han precisado que no se puede excluir la vía secundaria.
Tras subrayar que sus informes se basan en la probabilidad y asegurar que no se ha roto la cadena de custodia en las muestras estudiadas, han destacado la "cantidad y calidad" del resto genético presente en las toallas, donde se encontraron restos del padre, de la menor, del acusado y también de la madre y expareja de los fallecidos.
Asimismo, los peritos analizaron, además de las toallas, piezas de ropa, sábanas, colchas, una alfombrilla del baño o unas zapatillas del acusado.
Los tres facultativos, que realizaron el informe de manera conjunta, han sostenido que no pueden determinar ni la data ni cómo fueron depositados los restos genéticos en las toallas y han precisado que en ninguna de ellas se hallaron restos de sangre, semen o saliva.
Dentro de sus conclusiones, han destacado que en 14 muestras "se detecta de forma repetitiva y reproducible una mezcla de perfiles genetivos de al menos tres personas", incluyendo al acusado, a la par que han incidido en la calidad de la muestras presentes en las toallas.
Respecto a si es compatible la transferencia con la posibilidad de que el agresor se lavara las manos, han explicado que es "compatible" pero han dicho que no se puede descartar la transferencia secundaria, --donde se requiere a un intermediario--. Este extremo es el que sostiene la defensa ya que el acusado mantenía una relación sentimental con la madre y expareja de las víctimas en el momento de los hechos.
De otro lado, cuestionados por la alfombrilla del baño, donde se halló perfil genético de un varón sin identificar, han dicho que los restos celulares en este caso no se repiten en otros lugares, que puede ser una "pequeña contaminación" incluso de una persona durante la investigación y que se comparó con otras muestras sin ser compatible con ninguna.
Otro de los aspectos que se han abordado en el juicio ha sido el efecto del lavado sobre el ADN y los peritos han puntualizado que un lavado normal, a unos 30 grados, ya degrada las muestras de AND, siendo la afección de la lejía muy importante para el borrado de cualquier resto.
Así, hay que recordar que la madre y expareja de las víctimas aseguró que unos 20 días antes de los hechos, cuando deja la vivienda, lavó las toallas en la lavadora, con lejía y a 40 grados. Ante esto, los peritos han indicado que es "improbable" hallar muestras de AND tras un lavado de estas características.
De otro lado, también ha declarado otra facultativo del Instituto Nacional de Toxicología que llevó a cabo un análisis de unos ocho pelos obtenidos en la vivienda y ha apuntado que los pelos analizados no se correspondían con el arquetipo de ADN de F.J.M., al tiempo que ha explicado que uno de los cabellos no se puede identificar.
Ha explicado que el pelo es un material que muchas veces carece de raíz y por tanto es complicado hallar el resto de AND, incidiendo en que este pelo que no se puede identificar no pertenece ni al acusado, ni al padre, ni a la menor.
Finalmente, dos agentes de Criminalística de la Guardia Civil que analizaron determinadas huellas dactilares han indicado que no se halló ninguna del acusado.