Turquía y EEUU han coincidido hoy en la necesidad de recomponer sus dañadas relaciones bilaterales y han anunciado una serie de mecanismos para enderezar una situación que Ankara reconoció está en un momento crítico.
"Nuestra relación está en un momento crítico. O las finalizamos o las ponemos en orden", advirtió el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, en una comparecencia con su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, en la que anunciaron mecanismos para restaurar la confianza.
Cavusoglu aseguró que en la reunión que Tillerson mantuvo ayer con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se tomó la decisión de encarrilar las relaciones, mientras que el secretario de Estado se refirió a la mejora de la coordinación en Siria, actualmente el principal motivo de disputa entre los dos países.
El ministro turco volvió a referirse al apoyo que Washington da a las milicias kurdosirias Unidades de Protección del Pueblo (YPG), en su lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI), y que Ankara considera como un grupo terrorista y una amenaza a su seguridad.
"Nuestra preocupación se refiere directamente a que nuestros ciudadanos mueran por los cohetes lanzados por las YPG desde Afrín", dijo el ministro, en relación al enclave en el norte de Siria dominado por las milicias kurdas contra las que Turquía lanzó a finales de enero una ofensiva militar.
Cavusoglu acusó de nuevo a EEUU de no haber cumplido su promesa de expulsar a las YPG de Manbech, otra zona fronteriza con Turquía en manos de las milicias kurdas.
"Vamos a trabajar sobre esto. Después de que las YPG abandonen Manbech, podemos avanzar con Estados Unidos basados en la confianza", condicionó el ministro.
Por su parte, Tillerson insistió en que el apoyo de EEUU a las milicias kurdas tiene como objetivo derrotar a EI.
"Manbech es un tema en el que tenemos que colaborar. Es una ciudad estratégica. Era importante expulsar al EI. EEUU quiere estar seguro de que está bajo el control de nuestras fuerzas", dijo.
El jefe de la diplomacia estadounidense aseguró que los dos países actuarán juntos en Siria, apoyando el proceso de paz auspiciado por la ONU y que lo dos persiguen los mismos objetivos: acabar con los yihadistas, lograr una Siria democrática y unida y el retorno de los refugiados.
Los dos dirigentes tocaron otros puntos de fricción, como la exigencia turca de que se extradite a Fetullah Gülen, el predicador exiliado en Estados Unidos al que Ankara acusa de organizar el fallido golpe de Estado de julio de 2016, y ante lo que Tillerson insistió que la Justicia tendrá que analizar las pruebas.
Tillerson también mostró su preocupación por varios ciudadanos estadounidenses detenidos en Turquía y pidió su liberación.