Esta semana pensé que lo mismo no era justo el trato que le damos a la política y, sobre todo, a los señoras y señores políticos. La política no es sólo corrupción, zancadillas, mítines, pactos, brazos en altos, etc. Los políticos, en tanto humanos, también tiene su corazoncito y sólo hay que quererlo ver. Al principio pensé que lo mismo era un trabajo complejo, esto de escudriñar las emociones y sentimientos de los políticos. Pero luego me resultó que no, al cogerlos de forma alfabética, encontré que en la “a”, se resumía bastante el mundo sentimental de los señores y señoras que se dedican a la res publica.
“Abandono”,si ya sé, empecé por lo más duro, porque el abandono en política viene a ser que tú no te mueves nada y los demás sí se mueven, dejándote por tanto solo. No me pregunten cómo se produce este complejo fenómeno. Nadie abandona la política, es como la droga dura, engancha mucho, pero, por mucho que intentes impedirlo, ella te planta a ti sin que sepas cómo ha pasado. Visto y no visto y estás de pronto en tu casa, en chándal, con cara de lelo y sin entender nada, es entonces cuando te da “abatimiento”. De ahí no se vuelve, parece que a estas personas sus familiares les esconden los trajes y el maletín para salvarlos del ridículo.
“Aburrimiento”, los políticos sienten las miradas de envidia sobre sus cabezas mientras juegan al Candycrush haciendo tiempo para darle al botón ese que la “apatía” convierte en tan confuso. Pero, sin la alta tolerancia al aburrimiento, tampoco tienes “apego” al cargo y básicamente son los pilares del ente político.
“Angustia”,” ¿toda esa nube de periodistas me está esperando a mí, ¿dónde está mi jefe de prensa, que no sé a qué vienen”? Ahora, una vez producida la rueda de prensa lo que llega es “alivio”. Se ha terminado el tiempo de preguntas, ninguna incomoda y no se ha metido la pata en las respuestas, los pulmones se llenan y se vacían llegando a la hiperventilación, alivio en su más pura definición. Tengo que añadir que con los focos hay mucha contradicción, a la angustia de estar en el ojo del huracán le puede suceder la “añoranza” por haber dejado de ser el centro del país.
Admito que me llama la atención de veras la “atracción”. Hacía la política se siente prácticamente una abducción, parece secta por lo que cuesta dejarla. Sólo los graves errores dan lugar a la expulsión y al “arrepentimiento” por no haber sido capaz de sobrevivir a las cornadas. Carrera injusta la política que lleva a la “aflicción”, cuando se pierden las elecciones después de llevar seis meses a régimen y uno en la carretera.
Como viene la semana santa y los pasos o tronos, no quiero olvidar la “ambivalencia”: sujeten bien mi sillón que igual me da que sean ustedes de izquierdas que de derechas.