El “Diccionario de uso del español” de María Moliner, concreta así el término Poesía: Género literario exquisito; por la materia, que es el aspecto bello o emotivo de las cosas; por la forma de expresión, basada en las imágenes extraídas de sutiles relaciones descubiertas por la imaginación, y por el lenguaje, a la vez sugestivo y musical, generalmente sometido a la disciplina del verso”. Un bella explicación, al cabo, entre las muchas y certeras definiciones que esta excepcional aragonesa dejó insertadas en su magna obra.
Claro que de un género mayor y sagrado como el de la poesía, son cientos, miles, las maneras en que su condición ha querido ser precisada o puntualizada. Porque en sus ilimitadas posibilidades radica, en verdad, su mágica amplitud.
La edición de “Poesía ¿Eres Tú?” (Hiperión. Madrid, 2018) acerca ahora la lector a ese sugestivo universo que envuelve los enigmas y bondades de la lírica. Bajo el subtítulo de “Aproximaciones a la Poesía, el Poema y el Poeta”, Fermín Herrero y Jesús Munárriz han reunido un extenso volumen donde “se agrupan frases de autores de época, lenguas y civilizaciones diversas, poetas casi todos, pero también filósofos, ensayistas, pensadores, críticos o artistas, que desde siempre han tratado de apresar y enunciar, fijándolo en palabras, lo que dichos conceptos les inspiraban o sugerían”.
De ese modo, la compilación -que se abre con la acepción de poesía del DRAE y de la citada María Moliner- puede leerse al hilo de un trío temático que si bien resulta próximo, aumenta la dimensión del propósito y la delimita de forma propicia. El aplicar un criterio alfabético a cada una de las secciones deviene en “un desorden temporal y de contenido que pone en pie de igualdad a autores, épocas y tendencias”.
En estas más de trescientas páginas conviven afirmaciones, asertos, exposiciones, aclaraciones…, con las que se podrá estar de acuerdo o no, pero que demuestran, en suma, la diversidad de juicios e impresiones que despierta el firmamento lírico.
Su primer apartado, “La Poesía”, es el más extenso y se encuentran apuntes tan bellos como estos de Sophia de Mello Breyner Andresen: “Donde la poesía no esté nada real puede ser fundado”; de Alda Merini: “La poesía es la piel del poeta”; de Octavio Paz: “La poesía es la historia de todas las revelaciones y de todas las revoluciones”; de Marina Tsvietáieva: “La poesía es el ser; no poder hacer de otra manera”; de Adam Zagajewski: “La poesía es la alegría bajo la que se esconde la desesperación. Y bajo la desesperación está de nuevo la alegría”, y de María Zambrano: “Convertir el delirio en razón, sin abolirlo, es el logro de la poesía”.
Es también diversa la gama de especificaciones que confluyen en su segundo apartado, “El Poema” y en el cual se recogen certezas tan lúcidas como las de René Char (“El poema no ha de significar sino ser”), de Louis Emié (“Un poema es siempre una anticipación”) o de Robert Frost (“El poema comienza con deleite y termina con sabiduría”).
Entre las reflexiones e interpretaciones sobre “El Poeta” que sirven como coda, asoman de manera sobresaliente las de Joseph Brodsky (“Un poeta es alguien para quien todas y cada una de las palabras son, no el fin, sino el principio de un pensamiento”), Fiedrich Hölderlin (“Libres son, como las golondrinas, los poetas”) o Rainer Maria RIlke (“Los poetas somos las abejas de lo invisible”.
En suma, una antología que certifica un excelente trabajo de documentacióny que recrea la verdad y la histórica vigencia de un género solidario y perdurable.