Una joven se convirtió sin quererlo en símbolo del segundo día de protestas en Quito frente al Gobierno, al colocarse sola frente a un blindado de la Policía con los brazos abiertos y suplicando que cese la carga contra los manifestantes.
Aparentemente universitaria, por una mochila que portaba, esta valiente que apenas supera los veinte años, se encontraba en una de las protestas que tienen lugar desde el jueves en la capital ecuatoriana, rodeada por una docena de policías.
La joven les increpa entonces reclamando "¿Por qué hacen esto? ¡Ustedes también son pueblo!", entre los disparos de gases lacrimógenos por parte de los agentes policiales.
Y en medio de sus llamamientos aparece un carro blindado ante el que no duda en bloquearle el paso con su propio cuerpo abriendo las manos y suplicando que detenga su avance.
El vehículo policial se detuvo unos instantes hasta que un agente retiró a la chica del lugar obligándola a retroceder mientras el blindado continuó su trayectoria impasible.
La escena se produjo en una calle aledaña al parque de El Ejido, próximo al casco histórico de la capital ecuatoriana, en el marco de las protestas contra las reformas económicas planteadas por el Gobierno en consonancia con un acuerdo crediticio pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A pocos metros, una turba de manifestantes trataron de avanzar hasta el centro colonial de Quito y se encontraron con decenas de efectivos antidisturbios que les impedían el paso disparando granadas de gas lacrimógeno.
Los manifestantes, entre piedras y botes de gas, se atrincheraban detrás de mobiliario público como farolas, verjas, tapas de alcantarillas y fogatas improvisadas que alimentaban a base de cartón o papel periódico que les ofrecían comercios de la zona.
El humo, pese a dejar un pestilente aroma impregnado en la vestimenta de los presentes, ayuda a contrarrestar los efectos del gas.
Ante la ofensiva de los concentrados, la Policía realizó varias cargas con el apoyo de vehículos blindados, motos y efectivos montados a caballo e incluso unidades caninas.
Los manifestantes reclamaban su derecho a expresarse en medio del estado de excepción decretado el jueves por el presidente, Lenín Moreno.
Cánticos que pedían la dimisión del mandatario y amenazas de tomar las calles en medio de banderas rojas, negras y la tricolor ecuatoriana, eran las principales reclamaciones de los participantes en la protesta que se prolongó unas dos horas hasta que los policías dieron aviso a la ciudadanía de "retirarse a sus domicilios".
Y poco a poco los manifestantes fueron abandonando la zona de conflicto.
Por la mañana diversos gremios ejecutaron maniobras de bloqueo de vías en el norte y sur de la capital, haciendo que la circulación y las actividades económicas se concentraran en el centro norte.
Al norte de la provincia de Pichincha, militares se enfrentaron a un vigoroso grupo de manifestantes en la zona de Cangahua, un comunidad indígena situada en el cantón Cayambe, donde resultaron heridas doce personas, dos de ellas de gravedad.
Un conjunto ciudadanos mostró a Efe varios cartuchos de bala de 9 milímetros que recogieron del suelo y otros que pertenecían a diversos tipos de armas disuasorias utilizadas por los uniformados.
En la capital económica del país, Guayaquil, también se produjeron altercados con las fuerzas de seguridad, después de que en la víspera arreciaran los saqueos a comercios.