La empleada de un centro de trabajo del Parque Empresarial de Jerez que denunció a un compañero por grabarla en el baño de mujeres el pasado 26 de julio tras colocar una cámara oculta pequeña detrás del espejo declaró este jueves en el Juzgado de Instrucción número 5, ratificándose en la denuncia presentada. Según confirmaron a Viva Jerez fuentes del caso, en su comparecencia ante el juez, en la que estuvo acompañada por su abogada y que se prolongó durante casi una hora, aportó como prueba la microcámara que ella misma descubrió en el aseo, de acceso público, que fue aceptada por el juez.
En este sentido, el magistrado pidió al abogado del investigado por un presunto delito contra la intimidad que aporte el ticket de la compra que acredita que la había adquirido el día antes de los hechos, tal y como indicó ayer su letrado, pues su cliente se acogió a su derecho de no declarar a principios de octubre cuando fue citado en los juzgados. Su abogado también trasladó la intención de su representado de llegar a un acuerdo y evitar ir a juicio, basándose en la decisión de la empresa en la que ambos trabajan -aunque ella está de baja con problemas de ansiedad desde lo ocurrido- de trasladarlo a otro centro de la misma firma fuera de esta provincia, tal y como la trabajadora planteó en su día y sin éxito a la dirección.
En aquel momento, la gerencia consideró suficiente la suspensión de 20 días de empleo y sueldo que se le aplicó al que fuera su compañero de la empresa desde hace más de una década. Tras la declaración de la mujer, el procedimiento judicial queda pendiente de la práctica de nuevas pruebas, entre ellas la forense, que se realizará el 28 de enero, para que un psicólogo cerciore los problemas de ansiedad que sufre esta vecina de Jerez a raíz de este episodio, mientras que se requerirá también un certificado a la empresa para que garantice por escrito el traslado al denunciado, dado que no hay constancia. A partir de las pruebas que se practiquen, las partes estudiarán la posibilidad de que el caso se enjuicie por el procedimiento de juicio rápido, aunque habrá que esperar. Lo que si se habría descartado desde la acusación es la posibilidad de llegar a una acuerdo que evite el juicio.
Los hechos se produjeron el pasado 26 de julio, sobre las 20.00 horas, cuando los dos estaban solos, a falta de media hora para el cierre. Ella se encontraba en una parte de las instalaciones y él en la nave, separados ambos por un pasillo. En ese momento, fue a verla y le convenció para que se probara unos bañadores que había comprado para su novia. No era la primera vez que se lo comentaba pero “no le había echado cuenta”. Esa tarde la llamó y se dirigió a ella “con una bolsa” de unos grandes almacenes. Aunque volvió a negarse, finalmente “ante su insistencia” accedió, pues llevan trabajando 14 años juntos y nunca habían tenido problemas. La empleada se dirigió al baño femenino, que es público también para las clientas del negocio, y “cerré el pestillo”.
Le mintió
En la bolsa había “por lo menos diez bañadores e incluso algunos iguales de distinta talla” y al ver un bikini se fue a por él para probarse sólo la parte de arriba. Su sorpresa llegó cuando se volvió al espejo y vio una presilla negra. Al tirar de ella vio una cámara pequeña con un piloto rojo que rápidamente cogió. Al instante, al tener la cámara conectada al móvil, él llamó a la puerta, aporreándola, consciente de que había sido descubierto y una vez fuera los dos discutieron, y él le arrebató la cámara pidiéndole perdón y que no contara nada. Tras recuperarla, se marchó a su casa, mientras él le seguía detrás pidiéndole perdón de nuevo tras haberle reconocido que no tenía ninguna novia y que le había mentido. Ahora la última palabra la tiene el juez.