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Jueves 05/12/2024
 

Jerez

El “abandono” de los vigilantes de seguridad ante el Covid-19

El Sindicato Profesional de Vigilantes presenta una denuncia ante la Inspección de Trabajo

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  • Un vigilante de seguridad en los accesos de Urgencias del Hospital de Jerez. -
  • Montesinos asegura que la empresa prefiere que no se pongan mascarilla porque dan sensación de alarma. "No somos superhombres", advierte

El Sindicato Profesional de Vigilantes de Seguridad (SPV) ha presentado una denuncia ante la Inspección de Trabajo contra Clece Seguridad, actual adjudicataria del área sanitaria de la provincia de Cádiz, para la que trabajan  un total de 160 de vigilantes. De esta cifra, unos 36 están destinados al área sanitaria de Jerez, 24 en el hospital, y el resto en los distintos centros de salud que reforzaron la vigilancia privada por las agresiones de usuarios a médicos. Según alerta el secretario general del SPV, Antonio Montesinos, este personal, pese a estar “en primera línea de contagio frente al Covid-19”, realiza su jornada laboral en un estado de “abandono” y “sin medios de protección”: es decir, ni mascarillas, guantes, gafas...

Según denuncia Montesinos, los equipos de protección solicitados por el comité de empresa reciben siempre la misma respuesta: “no hay existencias”, lo cual no dudan, pero, como apuntan, “tampoco nos consta que se estén esforzando es buscarlo, sino que han desistido y mantienen a sus vigilantes  montando servicios en hospitales, aeropuertos, metro, Renfe, blindados, bancos, entre otros enclaves “soportando altos niveles de riesgos por contacto en espacio muy visitados y con gran afluencia de público”.

Montesinos pone un ejemplo claro, mientras que en el Hospital de Jerez el personal de Urgencias lleva guantes y mascarilla, los vigilante son los únicos que no van provistos de este equipo de protección, pese a que el protocolo para trasladar a los enfermos, aseguran, les deja “vendidos”. “Cuando llega el positivo o sospechoso en la ambulancia tenemos que ir dos compañeros, uno delante y otro detrás. Vamos cerca de ellos y tenemos que tocar a veces tanto al enfermo como a su acompañante, que puede estar contagiado. Ya ahí estamos asumiendo un riesgo”. Para colmo, la empresa asegura que si el vigilante que se pone mascarilla da la sensación de alarma”. “Los vigilantes no somos superhombres”, lamenta.

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