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Patio de monipodio

No carguen más sobre sus hombros

No tiene sentido. Nadie ha dicho que el peligro haya terminado. Estar más cerca del fin no es terminar. Y lo que no ha terminado puede rebrotar. Ahora...

Publicado: 17/05/2020 ·
16:57
· Actualizado: 17/05/2020 · 16:57
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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No tiene sentido. Nadie ha dicho que el peligro haya terminado. Estar más cerca del fin no es terminar. Y lo que no ha terminado puede rebrotar. Ahora, durante el retroceso es más necesario mantener medidas de seguridad. Es extraño, increíble, que se haya llevado tan bien el encierro y tan mal la vuelta limitada a las calles. La responsabilidad debe ser plena, compartida, no debería precisarse una orden expresa del gobierno, menos aún una multa, para reconocerla compromiso propio. La responsabilidad de no permitir un rebrote, de no volver a aumentar los contagios, no es sólo del gobierno. El gobierno no puede detener una pandemia sin la colaboración de los demás. Máxima responsabilidad será, de quien no respete medidas de higiene y seguridad por todos conocidas, tanto una posible elevación de los contagios como de la consecuente actuación gubernamental: de la vuelta al encierro, esta vez sin excepciones y del caos económico que provocará un previsible regreso al confinamiento domiciliario.


Si lo único seguro que tenemos es la transmisión del virus entre personas ¿tanto cuesta ponerse una mascarilla que vale 90 céntimos? Si la usara todo el mundo el riesgo de contagio se reduce a casi cero. Si acaso, cuando más, a muy pocas centésimas. Sobrecoge comprobar la falta de conciencia y de solidaridad de tanta gente sin mascarilla. Peor aún, la de llevarla en la mano. ¿Es que acaso le temen a la multa, y no a la muerte? Es grave. No tanto por el riesgo personal de cada cual, también, pero allá cada cual con el que quiera correr. A lo que ni cada cual ni nadie tiene derecho es a poner en peligro al resto. Cualquiera puede ser portador. En toda gripe o resfriado la respuesta es distinta entre distintas personas, es bien sabido, no se descubre nada. Es probable que casi la totalidad de la población esté infectada sin saberlo y sin notarlo, mucho más fácil de lo que los/las irresponsables puedan querer imaginar. Porque no es cuestión de gustos o de creencias, es de respeto. Nadie debería cargar sobre sí mismo/a la gravísima responsabilidad de haber transmitido el virus a otras personas. Si está más que demostrado que la mascarilla impide el contagio ¿por qué no la usan? Si se creen inmunes, deben saber que la inmunidad no existe. Pero al menos, hay que insistir, no se responsabilicen de contagiarlo, porque podrían hacerse culpables de varias muertes.


A lo mejor están pidiendo morbo, el que el gobierno intenta ahorrar, al no enseñarnos ataúdes. Quizá ha sido un error: ver algunos ataúdes habría sensibilizado a la gente; cuando no se ven la muerte parece lejana. Las guerras empiezan a ser rechazadas, aunque sean victoriosas, cuando se empiezan a ver salir de los aviones. Cuando se ve llenar fosas. Quizá la gente está pidiendo ver muerte, en cuyo caso el gobierno debería permitírselo, sin necesidad de llegar a éxtasis del morbo. Sólo para que tomen conciencia, que esto no es un juego, no es “algo lejano”; no importa que el individuo no lo sufra, porque sin sufrirlo también lo puede transmitir. Sean sensatos/as, no carguen sobre su conciencia la posibilidad de haber sido responsables de varias muertes. Nunca podrán asegurar su inocencia.

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