La pandemia del Covid-19 ha obligado a suspender la Feria del Caballo 2020, que tendría que haberse celebrado esta última semana. El evento, declarado de Interés Turístico Internacional, supone una importante fuente de ingresos para Jerez, pero con los 60 litros de agua que han caído en los últimos siete días hubiera sido complicado, por no decir imposible, rentabilizar cualquier inversión en el Real. Así lo aseguran caseteros y hosteleros con los que ha contactado este medio, quienes, en cierta medida, respiran aliviados por haberse librado de las ruinosas consecuencias de una feria pasada por agua.
Y es que desde el sábado de encendido del alumbrado ha llovido de forma continuada casi todas las jornadas, y especialmente las del miércoles y jueves, con una tromba de agua que anegó parte del Parque González Hontoria. Caseteros y hosteleros tienen claro que las casetas no hubieran aguantado. “Hubiera sido una semana de Feria desastrosa”, señala Primitivo Cosgaya, de Primitivo Cátering, que se encarga de las casetas de El Casino y La Reunión. El hostelero tiene claro que las inclemencias meteorológicas no hubieran dado tregua para levantar la inversión inicial.
“Para abrir las dos casetas hay que hacer una inversión inicial de 40.000 euros, sin contar con el personal y la materia prima. Tenemos que facturar mucho y con este tiempo no hubiéramos llegado a recuperar ni los costes de apertura. ¿Quién va a la Feria con este tiempo?”, indica.
De hecho, Cosgaya va más allá y asegura que de haberse celebrado la Feria del Caballo, lo aconsejable el pasado jueves ante el temporal hubiera sido quedarse en casa, como así ocurrió, pero por el estado de alarma. “Yo creo que, por prudencia, si se hubiera celebrado, hoy (por el jueves) se tendría que haber cerrado la Feria. Tenemos unas instalaciones eléctricas muy precarias. Con esas lluvias habría que desconectar la luz y todo porque siempre puede haber fallos”, apunta. Todo ello, añade, sin contar con que las estructuras de las casetas tampoco hubieran aguantado. “Hace unos cinco o seis años también cayó una tromba de agua en un momento y se cayó el toldaje de nuestra caseta, con tantos días seguidos las casetas no hubieran podido”.
Jesús Viloita, gerente de Construcciones Viloita, que cada año monta y se encarga de la caseta de su empresa, no tiene dudas de que “nos hemos librado de una buena” y que, de haberse desarrollado, la Feria “hubiera sido una ruina”, especialmente teniendo en cuenta que cada año se incrementan más los precios, resalta, tanto para temas de decoración de la fachada, como en otras cuestiones.
“Entre la decoración de las fachadas y la caseta en el interior, el aire acondicionado, baños, suelo...se te va fácilmente unos 20.000 euros, y esto sin contar con el personal que contrates, que pon de media 1.000 euros a cada uno, y con el género, mucho del cual se tendría o que tirar o devolver”, señala el empresario. Haciendo cuentas, Viloita cree que las pérdidas podrían haber estado “entre los 30.000 y 40.000 euros”, lo cual hubiera sido irreparable.
“Nos hemos librado de una grande, hubiéramos tardado bastante tiempo en reponernos”, apunta. Al igual que Cosgaya, es consciente de que las casetas, muchas de ellas de escayola, no hubieran podido resistir, sin contar con los problemas de acceso en el Real que “hubiera sido un río”, que también se habría colado en el interior de las casetas.
Un golpe para las cofradías
Quienes también han perdido una fuente de ingreso considerable para darle un empujón a sus proyectos son las hermandades que tienen presencia en el Real, es decir, casi todas. La mayoría la encargan a terceros, pero hay otras, como la de La Redención, que gestionan directamente su caseta, en este caso La Bofetá.
Sea como fuere, tienen claro que las lluvias hubieran hecho de la Feria “un trabajo en valde y una semana perdida en la que no hubiéramos ganado nada”, indica Ángel Revaliente, de la junta directiva de la hermandad, que no pasa por alto el “golpe importante” que también ha supuesto no montar caseta en el Real, independientemente de que por la adversa climatología hubiera sido un desastre. “Los proyectos de las cofradías se han quedado paralizados, aunque yo hubiera preferido una feria terrorífica a la situación tan dantesca que estamos viviendo”, manifiesta. Asimismo, de cara a octubre, la fecha alternativa propuesta por el Ayuntamiento para la Feria 2020 a falta de que en julio se reúna la Mesa del Turismo, caseteros y hosteleros tampoco lo ven claro. “Las esperanzas son nulas”, admiten.