Durante el estado de alarma tener perro fue salvoconducto para muchas personas. En el confinamiento estaba permitido sacar a pasear a las mascotas para satisfacer sus necesidades fisiológicas, garantizando a quien lo paseaba unos minutos en la calle. Casi 5.000 perros fueron acogidos durante el estado de alarma en todo el país y 2.000 han sido abandonados cuando llegó la desescalada, según datos de la Real Sociedad Canina de España.
Había personas solas que al tener un perro encontraban la excusa para poder salir”Las protectoras de animales de la provincia gaditana aseguran haber notado este tipo de “demanda por conveniencia”. Una de ellas es San Antón, situada en la zona de Jerez. “Cuando llegó el confinamiento hubo una demanda grandísima, tanto de perros como de gatos”, comenta su presidenta, Maripaz Calderón. “A aquellos que ya habíamos hecho entrevistas y cuestionarios previamente se atendió y se completó el procedimiento. De las nuevas solicitudes había personas solas que al tener un perro encontraban así la excusa para salir en el estado de alarma. Estos casos fueron rechazados, pero se notó el aumento de la demanda”, añade.
Los últimos meses para esta protectora “han sido un caos”. Se ha unido el abandono, que desgraciadamente es en esta época del año, a aquellos que con la nueva normalidad no quieren hacerse cargo de sus animales. “Por el trabajo, porque ya no lo podían atender como antes, porque al estar todo el día con el animal, éste se había acostumbrado a no estar en ningún momento solo y ha generado unos hábitos que ahora al tener que salir supone un problema. Algo que se puede solucionar pero que ni siquiera se intenta”, expone Calderón.
En Canisyfelis no han tenido muchas adopciones durante el confinamiento, “salvo una de una voluntaria y otra en Cádiz de un perro que ya me han devuelto porque parece ser que ahora ladra mucho cuando se queda solo en casa”, nos cuenta Israel Maline lamentando que “ni siquiera se intente buscar solución al problema”.
Esta pequeña protectora situada en Chiclana cuenta actualmente con medio centenar de animales entre gatos y perros. Maline asegura haber podido salir adelante gracias a la ayuda extranjera. “Hay una protectora holandesa, ‘Friends of animals’, que lleva años colaborando con nosotros, nos mandan comida, medicina, material y también apadrinan. Cuando llegó el confinamiento se pusieron en contacto con nosotros directamente para saber qué necesitábamos”. Confiesan recibir ayuda también desde Luxemburgo para financiar algunas operaciones complicadas.
“El período de confinamiento en nuestras instalaciones, donde tenemos un gran número de animales, ha sido muy complicado”, nos cuenta Nieves Orellana, presidenta del Refugio Kimba, también en el término municipal de Chiclana. Y es que Kimba acoge actualmente una población animal compuesta por 95 perros y 35 gatos. “Había que asistirlos como cualquier día del año, porque precisan de alimentación y medicamentos diarios”.
“En el momento en el que se declaró el estado de alarma, teníamos preparado una salida de 17 adopciones que quedó paralizada por la limitación de movimiento”, declara Orellana.
Durante los meses en los que a los ciudadanos se les permitía salir a la calle para pasear al perro en Kimba recibieron varios ofrecimientos de casas de acogida, “pero como nos extrañó que ese ofrecimiento fuera justo en ese momento, decidimos no concederlas”. Los animales que necesitan casa de acogida es porque requieren un cuidado especial, que se les administre medicinas o les hagan las curas pertinentes; por lo tanto “deben comprometerse a tenerlos el tiempo que sea necesario y no para unos días como eran las ofertas que recibíamos”.
En Kimba “lo que más hemos sufrido durante el estado de alarma ha sido el parón en las adopciones. Porque tanto el suministro de alimentos como el de medicamentos lo teníamos previsto”. Y es que al paralizar el número de salidas se ven obligados también a frenar el de entrada, al igual que en el resto de protectoras.
Orellana asegura también que los abandonos se han visto incrementados. “Ha habido personas que han perdido su trabajo y al ver mermados sus ingresos no pueden hacerse cargo de sus animales de compañía. Tampoco creo que haya sido un aumento desorbitado, pero sí que ha habido algunos”. Sin ir más lejos, desde Kimba observaron durante el confinamiento que había parcelas en las que había perros solos, posiblemente en segundas residencias, sin comida durante días. “Hemos estado repartiendo pienso a los animales que veíamos en esta situación en la zona. Informamos a la policía, pero estaba desbordada en esos días con los controles en las carreteras y demás”, nos cuenta Orellana.
Actualmente las protectoras se encuentran al completo pero seguirán velando por la seguridad de los animales para que caigan siempre en las mejores manos posibles.