Doctores tiene la Iglesia, aunque en este dogma que es la preocupación de la gran mayoría de la población como es el SARS-CoV2 que produce la Covid-19 andan dando palos de cielo desde el principio, posiblemente por causas ajenas a su voluntad.
La Junta de Andalucía ha decretado el cierre de los establecimientos de ocio nocturnos, bares de copas y discotecas y la actividad hostelera con horario máximo de la una de la madrugada en plena temporada de verano dadas las cada vez más alarmantes cifras de positivos por PCR que se están produciendo en España en general y en Andalucía.
El sector hostelero y de ocio ha formulado sus protestas y expuestos sus argumentos, que se basan en que si en algún lugar están controlados sus clientes es precisamente en ellos antes que en la calle, que es a donde se ven abocados ahora los jóvenes que no se resignan a perder un verano.
Es algo que vienen haciendo desde que se levantaron las restricciones, cuando se volvía a ver a los encargados del abastecimiento con las botellas en las bolsas de los supermercados o tiendas, aunque se trataba de aquellos que no iban a los establecimientos nocturnos por falta de liquidez.
El sector advierte además, y lo hacen los propios jóvenes, de que si no tienen lugares en los que divertirse buscarán organizar botellonas en aquellos lugares más recónditos donde no sean detectados por la Policía. Y ahí está precisamente el problema, o mejor dicho, el agravamiento del problema.
En San Fernando existe una plantilla de la Policía Local totalmente insuficiente para atender este tipo de situaciones -y otras, tampoco- por lo que una vez cerrados los establecimientos, serán los medios policiales escasos los que tengan la responsabilidad de impedir las reuniones de jóvenes y no tan jóvenes a horas intempestivas en parques alejados o donde más protegidos se sientan.
Las cifras de contagiados en San Fernando siguen subiendo y en sólo cuatro días se han registrados cuatro positivos, mientras que el servicio policial por las noches -denuncian los sindicados policiales, los dos- está falto de medios y de efectivos.
Los agentes y sus responsables son los que están, virtualmente, a los pies de los caballos. Y con muchos visos de ser aplastados y de pasar a ser aplaudidos hace un par de meses a recibir las críticas de los vecinos que además se vean perjudicados por el ruido y la suciedad que producen las botellonas.