Sí, la verdad es que me faltó tiempo para salir al paso de nuestra flamante alcaldesa al anunciar un Plan de Accesibilidad Universal -ojo por aquello del ámbito que puede darnos una dimisión al menos real de este hándicap que venimos arrastrando las personas con movilidad reducida en mayor o menor grado- y que sin ánimo de exageración puede poner todo patas arriba y descubrir la cruda realidad del panorama en una ciudad que por fin ha empezado a dar pasos para alcanzar ese grado de bienestar que nos suele ir dando bofetadas al paso por los lugares más sorprendentes e incómodos y peligrosos de la ciudad.
Al titular ‘¿Una apuesta para eliminar barreras?’ quería hacer del artículo una sincera felicitación a doña Pilar, que no ha dudado un ápice para acabar con tanto paso de peatones a la antigua usanza y a base de adoquines de granito que maldito el carácter que podían dar a las ciudades solo propiciando tropezones y sobresaltos para el a veces despistado peatón y que, en silla de ruedas y/o scooter eléctrica, puede gozar al menos de una autonomía relativamente accesible. Yo no puedo disimular mi interés y no dudé en ofrecerme a doña Pilar para que estudiase la posibilidad de aportar mis experiencias después de muchos años de sinsabores y frustraciones a una comisión mixta que asumiría la gran responsabilidad de ir poniendo a Huelva en el lugar que se merece después de tantos años de indiferencia y/o abandono en este secular problema que sí tiene soluciones.
La empresa Damas-Interbús también parece haber tomado conciencia de la movilidad a bordo de su flota de autobuses, que aunque he podido constatar su relativa comodidad y, sobre todo, seguridad para acceder a los autobuses, han surgido imprevistos para que, de momento, y para afianzar el sistema con las garantías y seguridad necesarias, a la vista precisamente del accidente sufrido a bordo de un vehículo alternativo que pusieron a mi disposición para el viaje La Antilla-Huelva y viceversa, y que al menos resolvió el hándicap de tantas carencias en materia de accesibilidad. La voluntad de servicio existe, pero entiendo que quedan muchos cabos por atar y mejorar en lo que a seguridad se refiere.
Sí, al hilo de estas consideraciones creo que la empresa transportista debe analizar lo ocurrido y que disparó hacia el lado izquierdo una pequeña scooter transformable solo apta para determinadas circunstancias, como esta por ejemplo, ya que la que poseo, por sus dimensiones, no se adapta a las plataformas (¿) de que dispone la flota y que me obligó a efectuar incomodísimos desplazamientos La Antilla-Huelva-La Antilla durante varias semanas en una posición inestable al no disponer de elementos de sujeción a los que pudiera afianzarme, algo que no aparece en el autobús. (Para garantía y satisfacción de ambas partes yo creo que no estaría de más realizar algunas pruebas y/o mediciones, ya en el autobús, ya en el transporte alternativo de que dispone la empresa como ajustadísimas alternativas para prestar un servicio que ahora mismo tiene que ser mejorado, ya que, de lo contrario, sería el usuario el que para garantizar inicialmente su seguridad, tener que adquirir una scooter de menores dimensiones con la que poder acceder a la plataforma del autobús).
La verdad –insisto- es que había asumido este servicio como algo alternativo para mejorar mi movilidad a través del transporte público, y de hecho- repito e insisto- que todo ha funcionado para mejorar el sistema y que Damas exhiba sus actuales recursos, sin perder de vista esas correcciones y/o mejoras que le permitirían asumir un papel altamente satisfactorio como entiendo establece el sistema de accesibilidad al transportes público que tenemos en vigor. ¡Ah! y sobre todo, que sin el más mínimo ánimo de rencor y sí de incondicional colaboración para, en definitiva, dar esa mínima satisfacción que desde hace mucho tiempo venimos demandando. Bien, y que a lo mejor se resuelve adquiriendo esa scooter polivalente que venga a sustituir los problemas que presenta “la grande” para el autobús, y “la pequeña” para el vehículo alternativo que, por caridad, no es humano usar para un viaje de 45 minutos mirando hacia el suelo, con la cabeza rozando el techo, y solo con agarres del aparato al suelo y ningún para al menos tener protección a ambos lados del cuerpo. La solución ideal no parece demasiado complicada, pero sí necesita que las experiencias de ambas partes tengan una airosa salida. Eso.