Uriarte hizo esta referencia a los empresarios amenazados por ETA durante la homilía pronunciada en el funeral de cuerpo presente oficiado ayer en la parroquia San Sebastián de Soreasu, de Azpeitia, que estaba abarrotada de vecinos, amigos de Ignacio Uría, trabajadores y empresarios, así como representantes de los gobiernos central y vasco y dirigentes de todos los partidos políticos democráticos.
En un silencio sepulcral, cientos de personas siguieron por la megafonía instalada en el exterior del templo la ceremonia religiosa, oficiada por el obispo y una treintena de sacerdotes.
“Un hombre ha sido abatido como una pieza de caza. Un hijo de Dios ha sido tiroteado como un criminal. Una familia ha sido sumida en un mar de dolor. Un empresario que brinda trabajo ha sido eliminado violentamente”, afirmó el obispo.
También se refirió al trazado del AVE en el que trabajaba la empresa de Ignacio Uría y denunció que “un proyecto avalado democráticamente quiere ser neutralizado por la fuerza y la sangre derramada”.
“¿Es éste el camino para la liberación que ETA promete?”, se preguntó el prelado donostiarra, quien dijo “sintonizar” con la “pesadilla” de la familia, que tiene “todo el derecho y la necesidad de contar en estos momentos con el apoyo neto de la sociedad”.