Sicilia, la isla más grande del Mar Mediterráneo, es un tesoro escondido que combina la belleza natural con una rica historia que se remonta a miles de años. Situada en el sur de Italia, esta isla ha sido un crisol de culturas y civilizaciones, lo que la convierte en un destino único y fascinante para los viajeros ávidos de experiencias culturales y aventuras en la naturaleza. Y uno de los objetivos de cualquier viajero que se precie, es recorrerla de arriba a abajo.
Taormina, Cefalú, Palermo... no necesitan presentación, aunque sí una buena organización previa para poder exprimir al máximo cada uno de sus encantos, que no son pocos.
Palermo, es el tesoro cultural de Sicilia, además de ser la capital. Una ciudad con una historia fascinante que se remonta a más de 2.700 años. Fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C., la ciudad ha sido hogar de diversas civilizaciones y este legado multicultural se refleja en la arquitectura de la ciudad. Caminar por sus calles es todo una auténtica maravilla, impresionantes iglesias, plazas llenas de gente y mercados bulliciosos. Por no mencionar la gastronomía, auténticas delicias locales como los arancini (bolas de arroz rellenas de queso y otros ingredientes), panelle (croquetas de garbanzos) y cannoli (dulces rellenos de ricotta y chocolate).
Taormina, sin lugar a duda, es un lugar que hay que visitar alguna vez en la vida. ¿Te imaginas ir por la calle comiéndote un helado, mirar a un lado y ver el Mar Jónico, y cuando miras al otro lado encontrarte con el único volcán activo de Europa? Justo ese es el encanto de este increíble lugar, además de su historia, la belleza natural que lo rodea y un ambiente sofisticado. Uno de los lugares más emblemáticos es el Teatro Antico di Taormina y Isola Bella, una playa fascinante, que a mi me dejó sin palabras y dónde celebridades de la talla de Elisabeth Taylor, Greta Garbo y Truman Capote, se han escapado para encontrar la inspiración o relajarse.
Cefalú, una pintoresca ciudad costera situada en la costa norte de Sicilia, es uno de los secretos mejor guardados de la isla. En este lugar huele a pizza hasta en la orilla del mar, el cual parece emanar del propio empedrado de las calles, repletas, por cierto, de pequeñas tiendas de artesanía y souvenirs que merece la pena visitar. Si quieres disfrutar la playa de verdad, hazlo al atardecer, cuando entres en el agua, y ya no haya nadie en la arena, te encontrarás con una estampa preciosa, dominada por La Rocca.
En el extremo occidental de Sicilia, bañadas por las aguas cristalinas del Mar Tirreno, se encuentran las Islas Egadas, un paraíso natural, un refugio de tranquilidad y una experiencia inolvidable. Favignana, la isla más grande y famosa del archipiélago, cuenta con la Cala Rossa, de aguas cristalinas rodeada de acantilados rojos. Y mi isla favorita, Levanzo, la más pequeña del archipiélago, parece sacada de un cuento, llena de tesoros arqueológicos. Aquí, la paz y la tranquilidad son las protagonistas, pintoresco y encantador, con casas blancas y calles estrechas. Explorar las Islas Egadas es una oportunidad para desconectar, conectarse con la naturaleza y descubrir la auténtica esencia de la isla en entorno paradisíaco.
Ya veis, Sicilia es mucho más que Palermo, allí encontrarás algunos de los paisajes más bellos del mundo. En cualquier recodo de una carretera sorprenden imágenes llenas de poesía, de arte y armonía, una isla junto a una playa, pueblos en lo alto de colinas y acantilados, un volcán activo, iglesias que rivalizan en belleza y grandeza. ¿Quién puede resistirse a ellas? Son como un imán para viajeros que busca de la belleza con mayúscula, a mí sin duda, me enamoró.
