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Andalucía

Silencioso ruido

La humanidad se ha declarado la guerra a sí misma y, sin ser tremendista, a quién no le parece que vivamos en la antesala del estallido final

Publicado: 20/10/2023 ·
13:08
· Actualizado: 20/10/2023 · 13:08
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  • El jardín de Bomarzo.

La felicidad de los que quieren ser populares depende de los demás. La felicidad de los que buscan placer fluctúa con el humor que está fuera de su control. Sin embargo, la felicidad de los sabios viene de sus actos”. Emperador Marco Aurelio.

Es tanto el ruido que enmudeceríamos, sorprendidos y temerosos, de imponerse un silencio repentino tal como si en un local de esos donde la noche nos confunde y todos gritan para salvar el sonoro ruido de la música estridente, de pronto se apagara todo, generando el caos de un inesperado silencio que vaticina lo peor. La humanidad se ha declarado la guerra a sí misma y, sin ser tremendista, a quién no le parece que vivamos en la antesala del estallido final o que un incidente, por pequeño que sea, termine por encender la mecha última necesaria para que este airado mundo explote en pedazos. Falta mucha sensatez en general, en todos, capacidad de conciliar, de evitar el conflicto, nos encanta tensar y así nos va.

La parte buena de Pedro Sánchez es que resulta cómodo tenerle a mano para culparle de todo y, aunque culpable, qué duda cabe, es de mucho, se rumorea que no estaba en Linares cuando lo de Manolete. Solo es un rumor. La amnistía está negociada, tiene pinta de que ese referéndum solo válido para la autoestima independentista también, ante lo cual el sanchismo, término expandido por el PP que ha dejado de usar tras aquel verano azul tornado en gris, hará punto y aparte y no final. Si es así, el PSOE entrará en un nuevo ciclo, para lo cual todas sus huestes aguardan, parapetadas, para determinar los poderes próximos. En Andalucía resulta evidente la debilidad de Juan Espadas, tan es así como el hecho de no tener un relevo evidente para tambalear a un Moreno Bonilla, Juanma, que tras la próxima Navidad estará a poco más de dos años para examinarse, de nuevo, en urnas y si Sánchez sale airoso de este envite deberá decidir si Espadas vuelve a ser su apuesta andaluza para recuperar una comunidad esencial para los votos del PSOE; el PP, para la próxima, no tendrá la muleta de Ciudadanos y jugárselo a Vox es como tragar carne con exceso de maduración en cámara –repetir mayoría es otra opción, claro, pero hacerlo en esta Andalucía del terruño sería muy de nota-. Es lo que tiene el reloj electoral, circula a toda pastilla. Para todos.

Aseguran que Espadas pidió a Sánchez en Málaga que ordenara calma en las provincias, que evitara revuelos porque sabe que, quien más quien menos, anda dando codazos, más allí donde no tocan poder. Javier Fernández y Paco Reyes, secretarios generales y presidentes de las diputaciones de Sevilla y Jaén, son los poderes socialistas establecidos más sólidos andaluces y serán claves, se entienden bien entre ellos, pero en otras provincias están a la espera de que quede oficialmente inaugurada la temporada de tiro al pato. Cádiz es un ejemplo. Su secretario general y diputado en Cádiz y, si todo sale, del Congreso y, también, alcalde de San Roque, donde se ha indemnizado con 1.500 euros por cada una de sus asistencias a pleno, sabe que en la provincia aletean golondrinas buscando acomodo en próximo nido; López Gil, que no tiene predicamento con Sánchez –maldito twit- se lleva estupendo ahora con Fran González, presidente de Zona Franca, hablan con la sección ugetista de Jerez, que habla con todos, mientras Irene García sigue dejándose ver con Jaime Armario, su gente de Sanlúcar y alcaldes de la sierra haciendo grupo para ya verá qué. Javi Pizarro trina, aunque el pizarrismo ha pasado a ser una esencia low cost en un todo a cien, y Ruiz Arana en Rota no piensa, de momento, en otras aventuras fuera de Rota tras el resultado de su última avanzada. López Gil ansía la secretaría general y, desde ahí, aupar a su alcaldesa, Patricia Cavada, pero su susanismo anterior pesa cual losa pétrea. Mientras, se entretienen golpeando a un PP gaditano que en Diputación aún no se ha aprendido el camino hacia esos despachos que, tres meses después, empiezan a ser desalojados, carretilla en mano, tras el golpe en la mesa dado por su presidente, Almudena Martínez, que se ha cansado de ser la marioneta del show y se ha quedado con todo lo importante que antes tenía Juancho Ortiz, con la complicidad del emperador del Roma, Beardo, y también con Epicsa, que hasta hora lo llevaba Jacinto Muñoz y que, cuentan, trasladaba en materia de gestión la misma sensación melancólica que un manzano en otoño. La presidenta ya no quiere seguir ejerciendo de maniquí, lógico.

Martínez se ha cansado del bajo proceder de Ortiz y Bruno García, atareado en sus múltiples gaditanos quehaceres, se ha encogido de hombros y con un “hágase” ha admitido el nuevo orden. El grupo dominante crece, más será cuando el emperador, se comenta entre vapores por las termas romanas, já, sume piezas como un, o una, gerente nuevo al frente del IEDT, otro en el Patronato -más un director de comunicación, qué cosas…-, y otros perfiles técnicos por aquí y por allá; pinceladas múltiples para embellecer ese pórtico que en las Salinas comienza a erigirse con resplandeciente lustre ante la mirada atónita de Bruno, Romaní y Sanz, que siempre acordará amistad con quien gane en lo que sin duda es un posicionamiento dirigido y con, quizás, una idea final. Algeciras circula en otro orden preferencial donde José Ignacio reina un país llamado Landalucilandia, que es suyo, y Jerez y su alcaldesa acumula demasiados frentes y Saldaña, viéndolo, se lo pasa genial desde Roma, hacia donde los caminos conducen.

Jerez está de moda, pero dejará de estarlo si se rompe la tranquilidad social. La alcaldesa Pelayo, al principio de su mandato, repitió mucho que había aprendido de sus errores, que no iba a confrontar y que la deuda municipal no iba a ser un problema y solo han transcurrido cuatro meses y en el ayuntamiento crece la temperatura en la zona de caldera. Enfrentarse al ministerio de Hacienda y pretender que la ciudad crea que la culpa de todo la tiene Pedro Sánchez le dio resultado a Ayuso en Madrid, cierto, pero tiene pinta de que la idea esté agotada.

Los problemas municipales son responsabilidad de quien gobierna el ayuntamiento. La cuestión es que el ministerio de Hacienda ha puesto en marcha un mecanismo para ayudar a los ayuntamientos a pagar las cuotas millonarias de préstamos que les vencen este año, refinanciándolos y a cambio el ayuntamiento tiene que aprobar medidas de ajustes. Estas medidas, y no hay que ser doctor en economía, solo pueden ser aumento de ingresos o reducción de gastos o ambas, no hay más –y claro que hay “ideas imaginativas”, cada ayuntamiento afectado tiene, de hecho, entre una y varias-. No es el gobierno de la nación quien impone las medidas concretas, no tiene competencias para ello, es el municipal quien decide, sabiendo que si no aprueba medidas de ajustes no podrá refinanciar esos préstamos y como no podrá pagar las cuotas en diciembre, que en el caso de Jerez supera los treinta millones de euros, el año que viene tendrá retenido una parte de los ingresos mensuales de la PIE –desde febrero-, lo que supondría entrar en colapso económico e impagos. Sin más. E ir a la guerra pública contra Hacienda no parece que sea la mejor idea.

Pelayo conoce bien este sistema porque quien empezó a instaurar estos mecanismos fue el gobierno de Rajoy con Montoro en 2012 y entonces nadie culpó al gobierno central del PP de obligarle a tomar medidas de ajuste, todo lo contrario, se aceptó que el ministerio interviniese un ayuntamiento endeudado hasta las cejas por la gestión económica llevada a cabo, por todas las formaciones políticas, durante treinta años.

Tras el ruido, como el que provocan estas bombas del infierno, llega el silencio. Un silencio ruidoso que huele a gélida y metálica muerte. Esa que a todos aguarda, más o menos paciente, en este nuestro caminar ruinoso. Tanto ruido y al final por fin el fin.

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