El cineasta almeriense Manuel Martín Cuenca ha asegurado que le parece "demasiado patético" las protestas que están ocurriendo frente a la sede del PSOE.
"Ha habido unas elecciones y cada uno ha votado lo que ha querido. Guste o no guste la mayoría parlamentaria ha llegado a un acuerdo y han elegido un Gobierno. Todo lo demás es berrear", ha asegurado en una entrevista con Europa Press, con motivo del estreno de su nueva película, 'El amor de Andrea', el próximo viernes 24 de noviembre.
El cineasta reconoce en tono de broma que las protestas en Ferraz "probablemente" tengan interés para una película en tono de "sátira". "A lo mejor con la distancia habría que hacerlo, no sé si yo o alguien", ha comentado.
Respecto a su nueva película, Cuenca señala que ha intentado huir de los "clichés" a los que se asocia a los jóvenes. Un sector de la sociedad que, como ha criticado, en el audiovisual se retrata con violencia y drogas. "Yo no digo que eso no exista, pero en el fondo es un síntoma de algo mucha más fuerte y poderoso", ha indicado.
"Es mentira que la mayoría de los jóvenes sean unos tarados mentales y unos hechos polvo. Son gente que tratan de entender lo de su alrededor y al mismo tiempo son más puros que los adultos", ha señalado.
En este sentido, ha criticado especialmente la "estigmatización" que los jóvenes sufrieron durante la pandemia, debido a campañas institucionales, como alguna del Ministerio de Sanidad, como ha mencionado. "La película de alguna manera se coloca en un lugar para decirle a los que hicieron esas campañas que los tarados son ellos, no los jóvenes. Estigmatizaron una visión general de la juventud que me parece tremendamente peligrosa", ha manifestado.
Para la película, el cineasta ha contado con un elenco en su mayoría jóvenes y debutantes en el sector, como Lupe Mateo Barredo en el papel de Andrea, y completan el reparto Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Agustín Domínguez, Irka Lugo, Jesús Ortiz, Inés Amieva y Jose M. Verdulla Otero.
Durante la entrevista, el realizador ha dejado claro que la película no busca ser "social", aunque agrega que es un "retrato de la clase trabajadora que lucha todos los días por sacar adelante a la familia".
"No tengo la intención de hacer una película social, pero, evidentemente, lo social está ahí porque las circunstancias de esta familia son de clase trabajadora. El padre no es un maltratador, ni una mala persona, es un incapaz emocional, y la madre de alguna manera, ha abandonado a sus hijos por una razón muy legítima, que es que tiene que trabajar mañana y tarde", ha explicado.
La cinta sigue la historia de Andrea, una joven de 15 años, quiere recuperar el amor de su padre, que desapareció de sus vidas cuando se divorció de su madre.
"Parece como si no hubiera clases y se hubiera pasado página. Cuando realmente, para mí, el germen de casi todo es que siguen existiendo las clases. Hay gente que vive en una precariedad laboral y social muchísimo mayor que otros, eso es evidente, y que tienen unas dificultades. Entonces, la película, de alguna manera, trata de reflejar eso", ha precisado.
Al respecto, el cineasta aclara que la película pone en el foco en un tema que "es común a ricos y a pobres", que es la construcción de las emociones. "A lo mejor, vives en un súper chalet pero te sientes igual de solo que una persona humilde", ha destacado.